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Alabad a Dios

Seguramente la fiesta de san Antonio Abad nos lleva a una reflexión sincera y profunda de las relaciones que el ser humano tiene con la naturaleza donde los animales, las plantas y la tierra en general le ayudan a sobrevivir y aprovecharse de forma equilibrada de todos los recursos a su alcance. Los cristianos creemos que todo esto es creado por Dios y lo ha puesto a disposición del ser humano a quien ha hecho a imagen suya como hombre y mujer. En estos últimos años se insiste en la importancia de mantener los recursos naturales de una manera continuada para que las futuras generaciones disfruten, como nosotros lo estamos haciendo, de todos los bienes del entorno. Se ha conseguido con mucho esfuerzo que todos los países manifiesten una sensibilidad especial para cuidar la llamada “casa común”. Muchos encuentros internacionales, muchos documentos y muchas iniciativas ecológicas nos han ayudado a cambiar el signo de las preocupaciones sobre la naturaleza o la creación. Nos congratulamos por ello y nos comprometemos a participar a un nivel personal y familiar para facilitar este beneficioso proyecto que acabará favoreciendo a todos los países.

Habéis oído hablar de dos documentos recientes sobre este importante tema que ha publicado el papa Francisco. La encíclica Laudato Si’, del año 2015, y la exhortación apostólica Laudate Deum, del pasado mes de octubre. Ambas se complementan, dan orientaciones precisas sobre el cuidado de la casa común y nos ayudan a mejorar la sensibilidad hacia todo lo creado. Nos sentimos acompañados por el ejemplo de algunos santos que, a lo largo de la historia nos han mostrado el mejor rostro de la preocupación por los regalos de Dios. El Papa elige a san Francisco de Asís como inspirador de sus reflexiones. Añadimos nosotros a san Antonio Abad, que vivió en el siglo IV y, desde siempre ha gozado de una gran popularidad por su cariño hacia los animales y por su preferencia por vivir en armonía con el entorno natural.

La muy concurrida celebración de la Eucaristía en la mañana del día 17 de enero y la popular bendición de animales el sábado, 20, en el oratorio de La Sang, son una muestra del cariño que sienten muchos devotos por el santo y la concordancia de sentimientos que inspira su cercanía a todos los seres creados. También en otras muchas parroquias. Es una fiesta con un protagonismo especial los grupos humanos que cuidan y viven del campo, tan numerosos y fundamentales en nuestras tierras, quienes dedican su tiempo a los ganados y las granjas para el servicio de todos, quienes se acompañan de animales domésticos. Todos ellos merecen hoy nuestras oraciones y nuestros deseos de un futuro mejor para su actividad agrícola y ganadera. Es cierta aquella afirmación de que nada de lo humano le es ajeno al cristiano. Por ello la Iglesia nos ofrece constantemente su reflexión y sus orientaciones para todas las realizaciones y motivaciones que desarrolla el género humano en sus múltiples facetas.

Así empieza el escrito del papa Francisco: “Alaben a Dios por todas sus criaturas. Esta era la invitación que hacía san Francisco de Asís con su vida, con sus cánticos, con sus gestos. Así recogía la propuesta de los salmos de la Biblia y reproducía la sensibilidad de Jesús ante las criaturas de su Padre”. Y en el número 28 del citado escrito leemos: “Necesitamos repensar entre todos la cuestión del poder humano, cuál es su sentido, cuáles son sus límites… porque podemos convertirnos en seres altamente peligrosos…” con una recomendación expresa, “Invito a cada uno a acompañar este camino de reconciliación con el mundo que nos alberga, y a embellecerlo con el propio aporte, porque ese empeño tiene ver con la dignidad personal y con los grandes valores”.

Que san Antonio, Abad, nos ayude a todos y proteja de modo especial a los que viven de un modo directo de los bienes de la creación.

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