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Carta del obispo de Alcalá de Henares: «Para que tengan vida»

Queridos diocesanos de Alcalá de Henares: Comenzamos un nuevo curso pastoral, un nuevo tiempo de gracia, en el que el Señor nos promete su presencia1 y renueva su envío misionero2 . Por la brevedad del tiempo que llevo entre vosotros, no es fácil para mí escribir esta Carta de comienzo de curso, para trazar algunas líneas de reflexión y acción pastoral. Aún me queda mucho por descubrir de nuestra querida Diócesis. Por el momento, aunque compruebo que no faltan dificultades y desafíos, estoy muy contento, no solo por vuestra generosa acogida, sino también por todo lo que voy conociendo. Cada día, doy gracias a Dios por el trabajo y la entrega de los sacerdotes; por la presencia y el testimonio de los consagrados; y por el compromiso de tantos laicos, que viven su vocación en medio del mundo y crecen en la vida cristiana en diferentes asociaciones, hermandades y movimientos. Me siento deudor del esfuerzo y el buen hacer de mis predecesores en el episcopado, que han hecho que nuestra Diócesis, a pesar de ser joven en su restauración, esté bien consolidada en su organización y en sus instituciones fundamentales.

Para este nuevo curso que comenzamos, quisiera repetiros las palabras que os dirigí en la acción de gracias de mi ordenación episcopal: “pongamos a Jesucristo en el centro de nuestra vida y de todas nuestras tareas. Más que una ideología o un sistema ético, el Cristianismo es una plenitud de vida, recibida en la amistad con Cristo. Una vida que se comparte en la comunión de la Iglesia, y que se convierte en testimonio para el mundo, «para que todos tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10)”. Esta es nuestra misión: recibir la vida de Cristo y convertirnos en sus instrumentos, para que el mismo Cristo pueda comunicarla a otros.

Puede leer aquí la carta completa.

+ Antonio Prieto Lucena
Obispo de Alcalá de Henares

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