Queridos diocesanos:
El próximo domingo 12 de noviembre celebramos el Día de la Iglesia diocesana, una jornada de enorgullecimiento y alegría pues, como cristianos, formamos la Iglesia de Cristo “una, santa, católica y apostólica” extendida por toda la tierra y a la que el mismo Jesús confió la tarea de difundir por todo el mundo su vida y mensaje. Una Iglesia en la que, desde sus primeros momentos, como escribe San Lucas, los cristianos tratamos de vivir con un solo corazón y una sola alma, perseverando unánimes en la oración y en la doctrina de los apóstoles y poniendo nuestros bienes al servicio de quienes los necesitan (cf. Hch 4, 32-35).
Deseo que la Jornada de la Iglesia Diocesana vaya calando en todas las parroquias y en todos los fieles cristianos de nuestra Diócesis. Tenemos que tomar conciencia de que todos formamos parte de la comunidad diocesana y darnos cuenta de que no vivimos la fe solos, sino como hijos de la Iglesia Católica, formando una gran familia que es la Iglesia que peregrina en Osma-Soria. Como recuerda el Concilio, “quiso Dios llamar a los hombres a la participación de su vida no sólo en particular, excluido cualquier género de conexión mutua, sino constituirlos en pueblo, en el que sus hijos que estaban dispersos se congreguen en unidad” (AG 2).
El Señor nos llama a vivir la fe como una familia, como Iglesia, lo cual se hace realidad en nuestra Diócesis de Osma-Soria, en la que somos miembros del Cuerpo de Cristo y, por tanto, participamos de sus bienes, al tiempo que contribuimos a su vitalidad; aunque también podemos contribuir a su deterioro cuando no vivimos con alegría y coherencia nuestra fe. La Diócesis se mantiene viva gracias a la participación activa de todos. Cuando un cristiano tiene una fe viva, coherente y alegre siente la Iglesia como algo que forma parte de su vida y se siente inclinado a poner todo lo que buenamente puede (su tiempo, sus bienes, sus capacidades…) para que la comunidad eclesial sea luz y sal para el mundo.
Con la celebración de esta Jornada se pretende despertar la conciencia de los católicos y potenciar la responsabilidad de cada uno de los bautizados para lograr un mayor compromiso en la vida y misión de la Iglesia. ¿Y cómo se puede llevar a cabo esta realidad? Se puede hacer tanto con la dedicación personal, entregando parte de tu tiempo y poniendo al servicio de la Iglesia las cualidades personales, como con una aportación económica para el sostenimiento de las obras evangelizadoras y sociales de Iglesia.
Es necesario que descubramos la responsabilidad de todos los que formamos la Iglesia de Osma-Soria en la búsqueda de los recursos necesarios para la autofinanciación de las parroquias. Cuanta más claridad y transparencia exista en la Diócesis y las parroquias, mayor corresponsabilidad habrá por parte de todos en el sostenimiento de las obras evangelizadoras de la Iglesia. Necesitamos de los templos, ermitas, centros parroquiales y demás infraestructuras para mantener la catequesis, la celebración de los sacramentos y de las fiestas cristianas, así como el ejercicio de la caridad con los pobres y vulnerables.
Quiero por todo ello dar gracias a Dios y a todos los diocesanos. A Dios porque nos impulsa a continuar la obra de Cristo como prolongación de su Cuerpo que somos. Y a vosotros los diocesanos porque con vuestra generosidad lo hacéis posible, como queda reflejado en los datos de la actividad diocesana que se ofrecen en la Memoria Anual de actividades y que serán publicados para conocimiento de todos. Debajo de las cifras hay muchas historias de personas a las que la Iglesia ha hecho un gran bien tanto espiritual como material. Por ello, el lema de este año “Orgullosos de nuestra fe” nos recuerda, con humildad y sin arrogancia, que debemos seguir construyendo el reino de Dios en la querida tierra soriana en la que el Señor nos ha puesto. Y que esta misión merece la pena.
Quisiera dar las gracias a los más jóvenes, que son portadores de esperanza en la sociedad y en la Iglesia. Gracias también a los sacerdotes y consagrados, que con vuestra entrega discreta y generosa sois testigos de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Gracias a los mayores y enfermos, memoria de la vida de la Iglesia desde la cruz y oración. Gracias a los fieles laicos por ser, en medio de nuestra sociedad, levadura y luz del evangelio para todos. Al celebrar un año más esta Jornada del Día de la Iglesia Diocesana os agradezco todo lo que hacéis por nuestra Diócesis de Osma-Soria y os animo a seguir haciendo posible con alegría y sano orgullo que el Señor sea anunciado, celebrado y testimoniado en nuestra tierra.
Os bendice vuestro Obispo,