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Católicos y científicos: Francisca Bohigas Gavilanes, por Alfonso V. Carrascosa

Francisca Bohigas Gavilanes (1893- 1973) fue una mujer que estudió Magisterio y Leyes y se dedicó a la política, y también ejerció como maestra, llegando a ser inspectora de primera enseñanza española. Católica convencida, contribuyó al desarrollo pedagógico español tanto como lo poco que se la conoce, debido a su conocida condición de católica, y no será porque su biografía de Wikipedia —buena parte de cuyos datos se recogen en el presente artículo— sea reducida, como ocurre en otros casos de creyentes relevantes. Bohigas perteneció a Asociación Católica de Propagandistas y a la Federación Católica de Maestros Españoles.

También fue escritora, y sus publicaciones son consideradas precursoras de la Orientación Profesional en España. Desarrolló actividades periodísticas como  columnista. Vivió en la  Residencia de Señoritas de Madrid, teniendo por compañera durante el curso 1917 a 1918 a Victoria Kent,  conocida entre otras cosas por ser contraria a que las mujeres pudieran votar. En 1924, siendo ya inspectora de primera enseñanza en Lérida, obtuvo una beca de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, y estudió Antropología Escolar, Pedagogía Experimental, Paidología, feminismo y educación, etc.

En política, fundó y fue presidenta de Acción Femenina Leonesa, fue la única candidata de la CEDA que logró un escaño de diputada en las elecciones de 1933, lo que la convirtió en la primera diputada de derechas católicas que obtuvo su escaño de diputada en elecciones generales que, como las españolas de 1933, hubieren garantizado, a las mujeres, su derecho al sufragio universal activo y pasivo.

En 1931 expresó, por escrito, en una carta publicada en el Diario de León, su lealtad a la República: “ …mi leal adhesión a La República y mi ferviente deseo de colaborar al afianzamiento del principio de autoridad base de la paz de que tan necesitada está España y su gobierno. Y para ello estaré siempre al lado del Gobierno provisional de La República”. Esto, no obstante los múltiples asesinatos, quemas de iglesias, etc. En cuanto a las leyes en general, indicaba la necesidad de obedecerlas “siempre que no sean intrínsecamente malas” pero también puntualizaba, con toda la lógica que  «había que laborar con todo interés y entusiasmo por que las leyes que vayan en contra de nuestros sentimientos e ideales sean modificadas». Este tipo de posturas la adoptaron una inmensa mayoría de católicos incluso ante la barbarie desatada persecutoria e incendios de iglesias. De hecho también se opuso a algunas reformas progresistas republicanas, diciendo en de 1936: “Mientras el Ejército y demás instituciones armadas junto con las milicias derrama su sangre joven en el frente de batalla y ofrendan sus vidas llenas de promesas y esperanzas para salvar el presente de España y la civilización cristiano occidental, los Maestros, con la colaboración de las autoridades lucharemos aquí contra la invasión ideológica extranjera y atea, y ofreceremos a España, perfectamente sana, la generación del porvenir”. En cuanto a su apoyo incondicional a la promoción de la mujer indicaba que “las mujeres que se han lanzado a la actuación social son mujeres económicamente independientes… Muchos hombres fueron a la política por carecer de oficio. Viviremos para la política no de la política”.

Francisca se vio obligada a irse de León, donde trabajaba y se había casado, tras enfrentarse con el comandante de la Guardia Civil  cuando tropas de Franco ocuparon una de las escuelas femeninas leonesas, algo que Bohigas consideró “una clara alteración a la normal escolarización de las alumnas”. Fue sancionada con suspensión de empleo y sueldo, aunque se le levantó y trasladó Sevilla. Allí publicó libros y artículos en los que defendió la recuperación de la familia cristiana tradicional, la escuela católica y el fomento de la cultura tradicional española…no es de extrañar porqué se ha escrito tan poco de ella, aun siendo mujer y estando de moda hacerlo.

Bohigas siguió desarrollando su profesión de inspectora hasta la jubilación que se produjo el dos de abril de 1962, al cumplir la edad reglamentaria para la jubilación forzosa. Estuvo en posesión de la Cruz de Alfonso X el Sabio, fue condecorada con la Orden de Cisneros  y le fue concedida, en 1969 la Y de plata de la Sección Femenina. Gracias a mujeres como Francisca Bohigas Gavilanes queda demostrado que los católicos aportamos a la renovación pedagógica española del siglo XX sin renunciar a la confesionalidad de nuestra enseñanza, postura por cierto que por suerte sigue vigente y que permite la oferta de decenas de miles de plazas de escolarización y universidad año tras año. O lo que es lo mismo, sigue estando científicamente demostrado que ciencia y fe son perfectamente conciliables al menos en el catolicismo.

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