“Llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos”.
(Mc 6, 7)- ¿Somos conscientes de que también en nuestros días, el Señor elige y envía a sus mensajeros para que anuncien su mensaje de vida y esperanza?
- ¿Estamos dispuestos a escuchar la llamada del Señor y a secundar su voluntad de hacer presente su evangelio en el mundo?
- ¿Comprendemos que el Señor envía a sus discípulos “de dos en dos” no solo para que se defiendan mutuamente sino para que sean testigos creíbles de la verdad?
- ¿No deberíamos preguntarnos si nuestro individualismo no será una de las causas que hacen difícil el anuncio y la aceptación del Evangelio?
- ¿Con qué situaciones o estructuras pueden identificarse los “espíritus inmundos” en un mundo como el nuestro?
- Jesús concede a sus discípulos autoridad sobre los espíritus inmundos. ¿Qué puede implicar esa autoridad sobre el mal en nuestra sociedad?
- Personalmente, ¿considero la invitación y el envío que he recibido del Maestro como una carga o como una honrosa colaboración con su propia misión?