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El amor de Dios. Domingo 4º de Cuaresma. B

 Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna” (Jn 3,16)

para que no perezca ninguno de los que creen en él,

  1. Parece que para muchas personas es difícil creer que Dios ha amado a este mundo. ¿De dónde puede proceder esa dificultad?
  2. El signo supremo del amor de Dios es que ha entregado a su Hijo único. ¿Vemos a Jesús como la señal última y definitiva del amor de Dios al mundo?
  3. Quienes dicen que no creen nada, en realidad creen en muchas cosas y en muchas personas. ¿Hemos descubierto que para vivir necesitamos creer en alguien y ser creídos por los demás?
  4. Perecer no es solamente ir a parar al infierno. Es perder el sentido de la vida ¿Estamos convencidos de que creer en Jesús nos libera de perecer?
  5. ¿Hemos comprendido que, frente al riesgo de perder la vida y su sentido, la fe en Jesucristo nos asegura la posibilidad de tener vida eterna?
  6. ¿Alguna vez en la vida hemos tenido la ocasión de anunciar a otras personas, tal vez atribuladas, que Dios nos ama?
  7. ¿Y yo estoy seriamente decidido a creer y anunciar que Dios nos ha mostrado su amor, al entregarnos a Jesús?

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