El icono de Andrei Rublev
Juan Pablo II, Homilía en la capilla Sixtina al concluirse los trabajos de restauración de los frescos de Miguel Ángel 8-4-1994 (ge sp fr en it po):
«Dios mismo ha salido al encuentro de las exigencias del hombre, que lleva en su corazón el ardiente deseo de poderlo ver. ¿No acogió Abraham al mismo Dios invisible en la admirable visita de tres misteriosas personas? «Tres vidit et Unum adoravit» (cf Gn 18, 1-14). Ante esas tres personas, Abraham, nuestro padre en la fe, experimentó de modo profundo la presencia del Dios único.
Ese encuentro se convertirá en el tema del incomparable icono de Andrei Rublev, culmen de la pintura rusa. Rublev fue uno de los santos artistas cuya creatividad era fruto de profunda contemplación, de oración y de ayuno. A través de su obra se manifestaba la gratitud del alma al Dios invisible que concede al hombre representarlo de modo visible».
Fray Gregorio Cortázar Vinuesa, OCD