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EncuentroMadrid propone la amistad cívica frente «a la política que no respeta a las instituciones»

«En EncuentroMadrid somos conscientes de la desazón que provoca hoy en nuestro país una política que no respeta a las instituciones, que retuerce las leyes que nos hemos dado y que juega a la fractura social. Todo ello es la antítesis de la amistad cívica que hemos visto encarnada en tantos hechos del presente y de nuestra reciente historia, en especial el gran pacto de la Transición». Estas es una de las frases del comunicado con el que se ha puesto el punto y final a una nueva edición de EncuentroMadrid, celebrada en la capital de España desde el viernes hasta el domingo.

El título, Una amistad que teje la historia, ya era un indicativo de que este evento era, como también reconoce la nota, «una respuesta a esta crisis en su raíz». Una crisis que es, según el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, que tomó parte en el evento el domingo, «cultural, moral y espiritual antes que política».

«En medio de una gran turbulencia social y política en España, con guerras crueles en el mundo, con una soledad rampante en nuestras ciudades y una creciente ceguera respecto al significado de la vida humana, nos hemos preguntado qué significa esta amistad, qué aporta a nuestra propia vida y al mundo», reconoce el texto.

Las respuestas han llegado de personalidades de la talla del citado Luis Argüello o de Erik Varden, monje benedictino y obispo de Trondheim (Noruega). Este último defendió que la planificación estratégica tiene su valor para dar la vuelta a la situación, pero añadió que el «verdadero cambio acontece a partir de una vida plena que se comparte, como sucedió en la gran historia benedictina de Europa». Por eso, invitó a reconocer el tiempo actual «como una oportunidad de gracia, de resurrección, de atrevernos a ofrecer con sencillez al mundo la riqueza que se nos ha dado».

«Hemos podido reconocer que la amistad es una categoría fundamental de la existencia humana en todas sus dimensiones, y así lo han mostrado muchos de nuestros invitados: en la vocación matrimonial y en la familia, en la actividad económica y empresarial, en la creación artística, en el compromiso social e, incluso, aunque ahora parezca imposible, en la política. Nuestra propia experiencia nos permite reconocer, frente a la dialéctica de los contrarios, siempre destructiva, el bien de la ciudad común y el bien que el otro es, con toda la fatiga y los sacrificios que implica. Un bien que requiere el testimonio de la verdad encontrada, que no teme medirse con la experiencia de quienes son diferentes; que ama y custodia la libertad de todos, y que impulsa a trabajar con otros», recoge el comunicado.

También hay una referencia a la comunión dentro de la Iglesia, al hilo de una de las mesas del evento, pues esta es e«una amistad singular que se funda en el reconocimiento de Cristo presente, una amistad cuya vocación es estar en medio de la plaza pública con las puertas abiertas, generando iniciativas y obras que sirven a todos». Además, añade, «puede ayudar decisivamente a generar una sólida amistad civil, que es también el sustento de la nación a la que pertenecemos».

«Concluimos esta edición llenos de gratitud porque tras los años de la pandemia y sus consecuencias hemos podido retomar la fisonomía original de un gran espacio abierto en el que vive un pueblo que habla y escucha, que canta y trabaja, que es consciente de portar la única esperanza que no defrauda», cierra.

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