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Fátima 2024

Toda la familia de la Archidiócesis de Toledo en comunión

Caminando juntos

Desde hace años en la segunda quincena de agosto, la delegación de familia y vida, convoca un encuentro de familias, de jóvenes, de sacerdotes. Es un encuentro bajo la mirada de la Virgen de Fátima. En un marco de descanso, encuentro y oración. Las veces que he participado he disfrutado mucho por todos los logros y ofertas que se dan y que forman un conjunto de un tiempo de gracia.

Este año se suma la asociación “Betania” que tiene como misión ayudar a los sacerdotes y que ha sido fruto del año sacerdotal que nos ha lanzado a ser testigos de la misericordia divina.

1. ¿Qué hacemos en Fátima esos días? Lo primero convivir sin prisas. He comprobado la unidad entre todos los padres e hijos, disfrutado de esos momentos inolvidables. También la presencia de los sacerdotes que escuchan sin prisas, que dedican el tiempo que se necesita. Se reza tranquilamente, se disfruta de un marco, donde la presencia de la Virgen de Fátima, la Virgen de los tiempos difíciles, es clave en una convivencia que hace la delicia de todos.

Os invito a todos a protagonizar en lo que se puede convertir sin lugar a dudas, en los mejores días de verano. Un tiempo donde se cuida lo interior y exterior. Se convive todos y no falta nada de un encuentro en Iglesia comunión y familia.

2. Formarse descansando. He asistido en Fátima, en estos encuentros, a conferencias, mesas redondas, retiros, celebraciones, donde he disfrutado del gran nivel. Puedo decir que la formación que se adquiere cuando se descansa en esta convivencia de Fátima es muy buena por los ponentes y la participación. Descansas las familias, compartiendo comidas y paseos todo en un contexto de relax y siempre en un lugar tranquilo de la Madre que nos enseña a vivir la familia como lugar para sanar heridas cantando las Misericordias del Señor.

3. Fátima siempre es volver al hogar de la misericordia. Cuando he participado en estos encuentros he disfrutado de las celebraciones de la Eucaristía, de Sacramento del Perdón, del rezo del Santo Rosario, donde he dicho una y otra vez. Estamos todos en casa. Esto sabe a hogar, donde el abrazo de su misericordia nos ayuda y nos consuela.

Animo a familias, sacerdotes, jóvenes y a todos aquellos que quieran, en este tiempo estival, a vivir unos días diferentes, descansando sin olvidar nuestra vida cristiana, la Eucaristía, la devoción al Corazón Inmaculado de María y nunca olvidar la formación que es también una manera de ponerse las pilas, para el próximo curso. Siempre apostar por esta comunión eclesial, preparando nuestro Sínodo Diocesano y lanzándonos a evangelizar.

La Virgen del Rosario de Fátima espera con el Corazón abierto a sus hijos preferidos para repartir gracias de renovación sacerdotal. Nuestra Señora de Fátima ruega por nosotros.

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