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Homilías papales para el domingo 28 del tiempo ordinario, C (13-10-2013)

Homilías papales para el domingo 28 del tiempo ordinario, C (13-10-2013)

Textos recopilados en varios idiomas por fray Gregorio Cortázar Vinuesa

NVulgata 1 Ps 2 EBibJer2ed (en) – Concordia y ©atena Aurea (en)

(1/3) Benedicto XVI, Ángelus 14-10-2007 (ge hr sp fr en it po)

(2/3) Benedicto XVI, Homilía a la Asamblea especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos 10-10-2010 (ge sp fr en it po):

«Queridos hermanos y hermanas: (…). En este domingo 28 del tiempo ordinario (…), la lectura continua del Evangelio de san Lucas nos lleva al episodio de la curación de los diez leprosos, de los cuales uno solo, un samaritano, vuelve atrás para dar gracias a Jesús. En relación con este texto, la primera lectura, tomada del segundo libro de los Reyes, relata la curación de Naamán, jefe del ejército arameo, también él leproso, que fue curado sumergiéndose siete veces en las aguas del río Jordán, como le ordenó el profeta Eliseo. Naamán también retorna adonde el profeta y, reconociendo en él al mediador de Dios, profesa su fe en el único Señor.

Dos enfermos de lepra, por lo tanto, dos hombres no judíos, que se curan porque creen en la palabra del enviado de Dios. Se curan en el cuerpo, pero se abren a la fe y esta los cura en el alma, es decir, los salva.

El salmo responsorial canta esta realidad: “Yahvé ha dado a conocer su salvación, ha revelado su justicia a las naciones; se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel” (Sal 98, 2-3). Aquí está entonces el tema: la salvación es universal pero pasa a través de una mediación determinada, histórica: la mediación del pueblo de Israel, que se convierte luego en la de Jesucristo y de la Iglesia. La puerta de la vida está abierta para todos pero, justamente, es una “puerta”, es decir un pasaje definido y necesario. Lo afirma sintéticamente la fórmula paulina que hemos escuchado en la segunda carta a Timoteo: “La salvación que está en Cristo Jesús” (2Tm 2, 10)».

(3/3) Juan Pablo II, Audiencia general 15-3-1989 (sp it): «Cristo resucitado vive en los corazones de sus discípulos y seguidores como fuente de santificación en el Espíritu Santo, fuente de la vida divina y de la filiación divina, fuente de la futura resurrección. Esa certeza le hace decir a San Pablo en la Carta a los Gálatas: “Con Cristo estoy crucificado; y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Ga 2, 20).

Como el Apóstol, también cada cristiano, aunque aún vive en la carne (cf Rm 7, 5), vive una vida ya espiritualizada con la fe (cf 2Co 10, 3), porque el Cristo vivo, el Cristo resucitado se ha convertido en el sujeto de todas sus acciones: Cristo vive en mí (cf Rm 8, 2. 10-11; Flp 1, 21; Col 3, 3). Y es la vida en el Espíritu Santo.

Esta certeza sostiene al Apóstol, como puede y debe sostener a cada cristiano en los trabajos y los sufrimientos de esta vida, tal como aconsejaba Pablo al discípulo Timoteo (…): “Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos” (2Tm 2, 8-13): esta afirmación del Apóstol nos da la clave de la esperanza en la verdadera vida en el tiempo y en la eternidad».

LA PALABRA DEL PAPA.– «Jesús, al dar a Simón (…) el título, más aún, el don, el carisma de la fuerza, de la dureza, de la capacidad de resistir y sostener –como es precisamente la naturaleza de una piedra, de una roca, de un peñasco–, asociaba el mensaje de su palabra a la virtud nueva y prodigiosa de este apóstol, que había de tener la función, él y quien le sucediera legítimamente, de testimoniar con incomparable seguridad ese mismo mensaje que llamamos Evangelio» (Pablo VI, Audiencia general 3-4-1968 fr it). «El mensaje de Cristo, de generación en generación, nos ha llegado a través de una cadena de testimonios, de la que Nos formamos un eslabón como sucesor de Pedro, a quien el Señor confió el carisma de la fe sin error» (Pablo VI, Homilía 20-9-1964 it). «Junto a la infalibilidad de las definiciones “ex cáthedra”, existe el carisma de asistencia del Espíritu Santo concedido a Pedro y a sus sucesores para que no cometan errores en materia de fe y de moral y para que así iluminen bien al pueblo cristiano» (Juan Pablo II, Audiencia general 24-3-1993 sp it). «Al escogerme como Obispo de Roma, el Señor ha querido que sea su Vicario, ha querido que sea la “piedra” en la que todos puedan apoyarse con seguridad» (Benedicto XVI, Homilía en la capilla Sixtina 20-4-2005 ge sp fr en it lt po).

LOS ENLACES A LA NUEVA VULGATA.– «Esta edición de la Neo-Vulgata puede servir también (además de especialmente para la liturgia) para que la tengan en cuenta las versiones en lengua vulgar que se destinan a uso litúrgico y pastoral, y (…) como base segura para los estudios bíblicos» (Juan Pablo II, Constitución apostólica Scripturarum thesaurus 25-4-1979 ge sp fr en lt po). «La palabra sagrada debe presentarse lo más posible tal como es, incluso en lo que tiene de extraño y con los interrogantes que comporta» (Benedicto XVI, Carta al presidente de la C.E. Alemana sobre un cambio en las palabras de la Consagración 14-4-2012 ge sp fr en it pl po).

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