Hoy vamos a ser testigos de un Jesús tierno, cercano, delicado, que se compadece del sufrimiento humano y que cura en solitario. Y nos lo narra el Evangelio de Marcos, capítulo 7, versículo 31-37, donde le vemos cómo cura, cómo toca y cómo pone las manos a un hombre sordo y un hombre mudo. Escuchemos con atención el texto que nos narra Marcos: