El vicario general de Jaén participará en el Encuentro de Laicos sobre Primer Anuncio que se celebra del 16 al 18 de febrero en Madrid
Juan Ignacio Damas, vicario general de la diócesis de Jaén, fue responsable de Primer Anuncio de la CEE y, por tanto, sabe de lo que habla cuando se le pregunta sobre esta cuestión, tema central del encuentro de laicos que tendrá lugar el próximo fin de semana (16-18 de febrero) en Madrid y que da continuidad al Congreso de Laicos de 2020. Precisamente, el sacerdote participará en este evento con una ponencia sobre la relevancia del Espíritu y los cuatro aspectos necesarios para el Primer Anuncio en la vida cotidiana.
En conversación con ECCLESIA, subraya que, en el fondo, el Primer Anuncio no es novedoso. Es lo que hicieron los primeros discípulos al tener la experiencia con Jesús resucitado. «Entonces, la sociedad no conocía al Señor y aquellos que se habían encontrado con Él cayeron o en la cuenta de que les había cambiado la vida y empiezan a anunciarlo», explica.
Es cierto, continúa, que con el paso de los siglos esto ha dejado de ser menos evidente, sobre todo, en una época de cristiandad, donde los primeros pasos en la fe se daban por supuestos y de forma natural en la familia, la escuela y la parroquia.
«Hoy —añade el vicario general de Jaén—, la sociedad ha cambiado. Los niños nacen en familias sin convicciones cristianas y en una sociedad en la que, aunque hay signos cristianos, no es confesional. Por lo tanto, no se puede dar por supuesto el primer paso». Y por eso hoy se habla de la necesidad del Primer Anuncio.
Damas vuelve a la primera época del cristianismo para señalar las pautas de actuación. Dice que los primeros cristianos se dirigieron primero a los que estaban más cerca, esto es, a los que conocían al Dios de Israel, a las sinagogas, y luego a los que no tenían nada que ver con él.
«Hoy sucede algo parecido. Tenemos que anunciar el Evangelio a aquellos que no están, que no han conocido nunca al Señor o solo de pasada, pero también a los que están más cerca, porque formaron parte de la Iglesia y están alejados o han perdido el ardor. Pero para hacer esto, los primeros que tenemos que regresar al Señor somos nosotros», subraya.
¿Quién tiene que hacer el Primer Anuncio?
La respuesta a esta pregunta es directa: cualquier persona que se ha encontrado con el Señor y quiere ser discípulo suyo. Es una responsabilidad personal, de cada bautizado, pero, según Damas, también tiene una dimensión comunitaria.
Y añade: «El anuncio lo hace cada creyente, pero la Iglesia, como comunidad, tiene que buscar espacios explícitos de primer anuncio. Todas las parroquias tienen grupos de Cáritas o catequesis, pero no se nos ha ocurrido que deberían tener un espacio de anuncio explícito para los que están fuera».
Al hilo de esto, dice que las parroquias en la actualidad son de conservación, es decir, «dedicadas a conservar lo que ya tenemos». «Esto hay que hacerlo, hay que cuidar a los que están dentro, pero no nos hemos dedicado a hacer cristianos nuevos. Las parroquias hacemos actividades con cristianos, pero no generamos nuevos cristianos y es la tarea fundamental. Para que venga más gente no podemos hacer solo actividades para los que están dentro», agrega.
Elementos del Primer Anuncio
El sacerdote recalca los cuatro elementos que debe tener el Primer Anuncio: presencia, testimonio de vida, diálogo con el interlocutor y anuncio explícito.
«Los cristianos estamos en el mundo y creo que tenemos que superar la idea de que estamos contra él o el mundo contra nosotros. La presencia es lo primero. Y eso nos da la oportunidad algunas veces de dar testimonio con obras, por ejemplo, a un compañero de trabajo. Luego, algunos pueden plantear preguntas, les escuchamos y entonces se puede hacer un anuncio explícito», resume.
Para Damas es crucial la escucha. De hecho, cree que formarse en aprender a escuchar al mundo, a la sociedad y a los otros a los que queremos anunciar el Evangelio para entender cuáles son sus necesidades debe ser una prioridad a nivel formativo.