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El Papa ante el Jubileo de 2025: «Estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza»

Francisco entregado este jueves la bula de convocatoria del Jubileo Ordinario de 2025, cuyo lema es Spes non confundit (la esperanza no defrauda) y que se extenderá desde el 24 de diciembre de 2024 hasta el 6 de enero de 2025

El tema del gran Jubileo Ordinario de 2025 es la esperanza, como su lema bien indica el título de la bula de convocatoria —Spes non confundit—, entregada este jueves en una celebración en la basílica de San Pedro. En ella, el papa Francisco hace una invitación a los fieles «a ser signos tangibles de esperanza», sobre todo, para tantos hermanos «que viven en condiciones de penuria».

Esperanza para los presos, que incluye la reclamación de medidas de gracias para algunos de ellos y la defensa de las condiciones dignas y del respeto a los derechos humanos. De hecho, a modo de signo de cercanía, Francisco abrirá una Puerta Santa en una cárcel. Esperanza para los enfermos, «para que puedan ser aliviados con la cercanía de las personas que los visitan y el afecto que reciben». Porque, para el Pontífice, «las obras de misericordia son igualmente obras de esperanza».

Esperanza, prosigue el Papa, para los jóvenes, que «ven cómo sus sueños se derrumban» y caen en la ilusión de las drogas, el riesgo de la delincuencia o la búsqueda de lo efímero. Esperanza para los migrantes, a través de una comunidad cristiana que «esté siempre dispuesta a defender el derecho de los más débiles» y que «abra de par en para sus acogedoras puertas».

Esperanza para los ancianos, «que a menudo experimentan soledad y abandono», y para los millares de pobres, «que carecen de lo necesario para vivir». «No podemos apartar la mirada de situaciones tan dramáticas», añade.

En concreto, el Papa pide a los que poseen riquezas que sean generosos, en particular, con los que pasan necesidad, reclaman que se utilice del dinero que se destina a las armas a luchar contra el hambre y que se condone la deuda de los países que nunca podrán saldarlas.

Alianza social para la esperanza

A nivel general, pide que el primer signo de esperanza sea la paz, en un mundo «sumergido en la tragedia de la guerra» y también el apoyo de las comunidades creyentes y la sociedad civil a los jóvenes para que puedan tener hijos y dar respuesta a la crisis demográfica. «La comunidad cristiana no se puede que atrás en su apoyo a la necesidad de una alianza social para la esperanza, que sea inclusiva y no ideológica, y que trabaje por un porvenir que se caracterice por la sonrisa de muchos niños y niñas que vendrán a llenar las tantas cunas vacías que hay en numerosas partes del mundo».

Otra clave de la bula papal es la misericordia de Dios, el perdón, en definitiva, la indulgencia, muy vinculada a estos eventos jubilares. Y, por tanto, el año que comenzará será ocasión para acudir al Sacramento de la Reconciliación y alcanzar la indulgencia plenaria para «purificar los efectos residuales del pecado».

«Esa experiencia no puede, sino abrir el corazón y la mente a perdonar. Perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya sucedió; y, sin embargo, el perdón puede permitir que cambie el futuro y se viva de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza», añade.

Misioneros de la misericordia

En este sentido, anima a los Misioneros de la Misericordia a seguir realizando su importante labor y, en particular, a que en el próximo Jubileo «sigan siendo instrumentos de reconciliación y ayuden a mirar el futuro con la esperanza del corazón que proviene de la misericordia del Padre».

Pide, así, a los obispos que los envíen a los lugares donde la esperanza se pone más a prueba: cárceles, hospitales, lugares donde la dignidad humana es pisoteada… «Que nadie se vea privado de la posibilidad de recibir el perdón y el consuelo de Dios», explica.

Las tempestades no podrán prevalecer

El Papa concluye con una invitación a no perder nunca la esperanza y a abrazarla, encontrando refugio en Dios, porque es Jesús quien da estabilidad y seguridad, aun en las aguas agitadas de la vida.

«Las tempestades nunca podrán prevalecer, porque estamos anclados en la esperanza de la gracia, que nos hace capaces de vivir en Cristo superando el pecado, el miedo y la muerte. Esta esperanza, mucho más grande que las satisfacciones de cada día y que las mejoras de las condiciones de vida, nos transporta más allá de las pruebas y nos exhorta a caminar sin perder de vista la grandeza de la meta a la que hemos sido llamados, el cielo», recalca.

Del 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2025

Con la bula de convocatoria, entregada este jueves por el papa Francisco en una celebración en la basílica de San Pedro, se han establecido las principales fechas del Jubileo Ordinario 2025. Este año santo comenzará con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro el 24 de diciembre de 2024 y se clausurará con su cierre el 6 de enero de 2025.

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