Me parece que ya son muchos años informando e invitando a la celebración de la ASAMBLEA DIOCESANA programada para el último sábado del mes de mayo. Informamos a toda la sociedad de la importancia de este acontecimiento a fin de que las personas que rodean conozcan un poco mejor el proceder eclesial; también invitamos a todos, especialmente a los bautizados y a los que detentan alguna responsabilidad en las distintas parroquias o en la curia.
Este año celebramos la Asamblea el próximo sábado, 25 de mayo, desde las 9:30 hasta las 13.30 horas, en la Casa de la Iglesia, calle Academia, 17.
La Iglesia vive en estos momentos una situación peculiar. Recordáis que el papa Francisco convocó un Sínodo de Obispos en el que ha querido que todos nos sintiéramos implicados al haber propuesto como tema de reflexión la misma naturaleza sinodal y en la que amplió su participación, no sólo a los obispos sino a presbíteros, religiosos y laicos. Esto generó cierta sorpresa en algunos grupos y, al mismo tiempo, suscitó una gran esperanza por el enfoque renovador que ello suponía. Aunque los Sínodos habitualmente se desarrollan durante un mes, el Papa decidió alargar este último a dos sesiones de un mes, octubre del año 2023 y del 2024. Vivimos ahora en un período intermedio con sensaciones distintas. Satisfechos por el enorme trabajo ya realizado con abundante participación y expectantes por el resultado de la próxima y última sesión.
Nuestra diócesis ha participado con interés desde el primer momento en que fue convocado el Sínodo (octubre de 2021) presentando aportaciones y sugerencias sobre todo aquello que nos pedía la Secretaría General en un ritmo similar al de las otras diócesis coordinadas por la Conferencia Episcopal Española. Se han formado grupos por arciprestazgos y parroquias y, además, los sacerdotes se han esforzado en gran mayoría por orientar las reuniones y en explicar los pasos que iba dando el proceso sinodal. Durante este curso que acaba se ha desarrollado un trabajo intenso y muy provechoso cuyo resultado será objeto de reflexión en la próxima Asamblea. Ha habido muchas reuniones en las que se ha rezado, se ha escuchado y se ha hablado con un claro afán de construir entre todos unas comunidades más participativas, con responsabilidad compartida por parte de miembros ordenados y pueblo fiel, más acogedoras y más libres para terminar con un más y mejor impulso evangelizador. El trabajo que se presentará en un formato de seis folios de forma muy resumida. No lo puedo reproducir aquí pero sí deseo que todos conozcáis una breve síntesis.
Los arciprestazgos, el Consejo de Presbiterio y los grupos de profesionales cristianos que han trabajado el cuestionario entregado para la preparación de la segunda fase del Sínodo han expresado lo siguiente (enumero sólo los enunciados de los epígrafes):
- Criterios y convicciones compartidas. La sinodalidad es para la Iglesia un “signo de los tiempos” que nuestra generación debe saber escrutar y afrontar. Hemos de valorar si lo que hacemos y descubrimos está sirviendo para el objetivo sinodal. Trabajamos de acuerdo con un determinado estilo de actuación pastoral.
- Inquietudes y ámbitos que suscitan el ánimo de la diversidad de trabajos pastorales.
- Acciones que hemos de iniciar o intensificar para conseguir caminos de esperanza en el proceso de vivir y anunciar el Evangelio. Sumar todas las sensibilidades, corresponsabilizar para crecer y ser más eficaces, servir, formar tanto en el ámbito diocesano como en interdiocesano o en el universal, celebrar la fe y orar.
Contamos todos, sin exclusión de nadie, para conseguir estas sanas pretensiones.