La JMJ de Lisboa sigue dejando anécdotas inolvidables para todos los que tuvieron ocasión de acudir. El papa Francisco pudo ver a miles y miles de personas durante estos días tan señalados, pero hubo un encuentro en concreto que fue muy especial. La historia de Sergio es tan inesperada como extraordinaria, y es que siete años después volvió a reencontrarse con el Santo Padre, o como le dicen entre bromas, «tu amigo, el que va vestido de blanco». Tiene siete años y ECCLESIA ha querido conocer su historia y la de su encuentro con Francisco.
«Me gustó mucho estar con el Papa»
En declaraciones a este medio, Sergio explica con entusiasmo que «fui corriendo hacia el coche del Papa y los de seguridad me cogieron y me pusieron cerca de él. Yo le recordé que ya me cogió cuando yo tenía dos meses, me preguntó que cuándo y yo le dije que antes de la JMJ de Polonia. Después me preguntó mi nombre y me dio un rosario. Tras eso le di un dibujo y una carta que habíamos hecho por la noche mi hermana Almudena y yo y ya me bajé. Me gustó mucho estar con el Papa, pero me dio mucha pena que no estuvieran todos mis hermanos».
Hay un detalle en esas declaraciones en las que pararse a analizar, y es su primer encuentro con el Pontífice. Fue en la Semana Santa de 2016, ya que como nos cuenta Sergio Cornide, el padre de Sergio, «cuando nació, se complicó mucho e hicimos una medio peregrinación a Roma cuando él era muy pequeño. En la plaza de San Pedro cuando el Papa pasó cerca de donde estábamos lo cogió y le dio un beso. Otra de mis hijas, Almudena, le entregó al Papa ese mismo día un dibujo de toda la familia».
Una distendida conversación
«La conversación de Sergio con el Papa fue distendida, le contó que de pequeño lo cogió y le dio un beso en el Vaticano y, aunque Francisco no lo recordaba, estuvieron intercambiando una distendida conversación. La imagen salió en los medios de comunicación de Portugal y al final fue cuando se hizo un poco viral. Él no tenía ningún afán de fama o protagonismo, solo quería darle su dibujo al Papa y contarle que quería verle», explica el padre.
El encuentro fue casi providencial, porque quedarse a la Vigilia en Fátima era algo que no estaba planeado: «Nosotros solemos pasar el verano en Galicia y teniendo la frontera de Portugal bien cerca decidimos acudir a la JMJ. Fuimos con varios amigos y el día que el Papa vino a Fatima nos acercamos a la vigilia. Los niños nos propusieron ir a la vigilia y quedarnos a dormir porque querían disfrutar de esa experiencia. Al principio nos resistimos un poco, pero luego también fuimos porque al final nos gusta. Estuvimos toda la noche en Fátima y los niños quisieron hacerle un dibujo al Papa para entregárselo cuando lo vieran. Le pidieron folios a la policía y consiguieron hacer el dibujo».
Almudena, una de las hermanas de Sergio contó que al llegar «cogimos un buen sitio porque era una esquina donde se podía ver al Papa de frente cuando iba a llegar. Cuando se veía que el Santo Padre se estaba acercando todos nos empezamos a emocionar. Mi padre sentó a mi hermano Sergio en la valla y fue corriendo a entregarle al papa, el dibujo y la carta. Fue un momento muy especial y un recuerdo imborrable».