Pentecostés, cincuenta días después de resucitar, después de su Ascensión al Padre, Jesús envió el Espíritu Santo a los apóstoles reunidos con María y otros discípulos. Fue entonces cuando tomaron conciencia de su misión: anunciar la Buena Nueva, el Evangelio, a todos los pueblos para que puedan aceptarla y vivirla.
Los cristianos compartimos una misma misión. Los caminos, las vocaciones son diversas, pero existe una sola misión de la que todos participamos por el bautismo, un envío, un encargo, continuar la obra de Cristo en el mundo. Así, la misión de anunciar la Buena Nueva a todos los que aún no la conocen, es decir la evangelización, es responsabilidad de todos los bautizados, obispos, presbíteros, diáconos, consagrados, laicos, todos.
La característica de esta misión en el caso de los laicos es su implicación y presencia en el mundo, en la sociedad, en los barrios, en el mundo del trabajo, en las instituciones cívicas, sociales, culturales y políticas donde deben ser fermento de vida, sal y luz de la tierra que tanta necesidad tiene de Dios. Unos lo viven como compromiso personal, otros asociados en movimientos y otras instituciones dentro de la propia Iglesia.
Hace unos días, en vísperas de la fiesta del día Primero de Mayo se celebró la Jornada de la Pastoral Obrera para remarcar la importancia de hacer presente Jesucristo en el mundo del trabajo, para pedir la implicación de toda la sociedad en unas relaciones laborales justas, un trabajo digno para todos. Y esto es también fruto de Pentecostés, de la venida del Espíritu Santo. Asimismo, la semana pasada tuvimos el primer encuentro de la Pastoral Universitaria que vela por la presencia de los cristianos en la Universidad y en el ámbito de la cultura. Son ejemplos de lo que debe significar ser sal y luz de la tierra.
El apostolado seglar y los diferentes movimientos de acción católica y otros movimientos, asociaciones e instituciones de la Iglesia, ofrecen la formación necesaria en la doctrina social de la Iglesia, acompañando a los laicos en su compromiso y en su crecimiento en la vida de la fe.
Por eso, tanto a nivel diocesano como inter diocesano, se han organizado también congresos y encuentros de laicos para fomentar este acompañamiento y ayuda. En nuestra diócesis tenemos la Delegación General de Laicado, familia y vida y otras delegaciones para ámbitos diversos de la presencia de los cristianos en el mundo.
El Espíritu Santo nos hace ser testigos de Cristo Resucitado para hacer presente su vida en el mundo, para ser su luz en la oscuridad, la esperanza en la tristeza. Es la misión que nos encomienda el Señor resucitado y a la que somos enviados por la fuerza del Espíritu Santo. Hoy, Día de la Acción Católica y la Jornada del Apostolado Seglar, coincidiendo con la fiesta de Pentecostés, nos encontraremos esta tarde en la Catedral cristianos miembros de movimientos y asociaciones para orar juntos y compartir experiencias, plegarias, inquietudes y agradecimiento por su dedicación en un encuentro de hermanos y la posterior celebración solemne de la Eucaristía de Pentecostés.