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Memoria agradecida: así fue la vida de la Iglesia en 2022

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La Conferencia Episcopal adelanta al Adviento el informe de situación y actividades correspondiente al ejercicio pasado. El documento muestra una tendencia positiva tras la pandemia y el enorme impacto de su labor en España

Como parte del Adviento, la Conferencia Episcopal Española (CEE) echa la vista atrás para reflexionar sobre lo que fue el año 2022 para la Iglesia que peregrina en España. Poco antes de la Navidad, y acaso como preparación a la misma, la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia Católica «hace memoria y memoria agradecida, porque la memoria es constitutiva de nuestro pueblo como comunidad eclesial, no en vano realizamos cada día el memorial del Señor muerto y resucitado. Este memorial es fuente de toda la acción que se recoge en este documento, ejercicio de transparencia, en este Evangelio que se vive y se testimonia a diario», afirma el secretario general de la CEE, César García Magán. 

De acuerdo con la tradición, la presentación del resumen de la vida de la Iglesia se presentaba dos años después, pero, en esta ocasión, se han ajustado los tiempos al ejercicio inmediatamente posterior. Un nuevo calendario, en pleno Adviento, que «ha venido para quedarse», según revela García Magán, en aras de la transparencia y la rendición de cuentas del dinero invertido, además de registrar negro sobre blanco el impacto de la institución en la vida pública española. La Memoria de la Iglesia se presentó el pasado 19 de diciembre durante una gran gala celebrada en la Fundación Pablo VI, que estuvo conducida por Fran Otero, director de ECCLESIA, y María García, del equipo de prensa de la Conferencia Episcopal Española.

En consonancia con los buenos datos registrados en la X de la declaración de la renta, en el ejercicio de 2022 creció significativamente la actividad celebrativa, así como el número de sacramentos dispensados. Durante el citado ejercicio, 9,5 millones de personas participaron en la Eucaristía cada fin de semana, tendencia que la directora de la Oficina de Transparencia, Ester Martín, atribuye a la progresiva recuperación de la pandemia, cuando, como es obvio, cayeron drásticamente, y también a que esta situación dramática «ha impulsado la búsqueda de respuestas, especialmente entre los jóvenes». De hecho, un 7 % ya de los 159.129 bautizos celebrados en 2022 —11.270— correspondieron a personas mayores de 7 años. Durante el mismo período, 171.000 personas hicieron su primera comunión, 104.000 se confirmaron y 35.000 parejas celebraron su matrimonio por la Iglesia. Con sus 70 diócesis y 112 obispos; 23.000 parroquias atendidas por 15.000 sacerdotes y 500 diáconos permanentes; con 4.000 comunidades, 410 institutos religiosos y 700 monasterios donde viven y trabajan 33.000 religiosos, 7.500 monjas y 450 monjes, el músculo de la Iglesia en España exhibe todavía fortaleza.

Uno de estos 15.000 sacerdotes es José Manuel Llario, párroco de Miguelturra, en Ciudad Real, que ofreció su testimonio ante los asistentes a la gala: «Tenemos dos residencias de mayores cuyo titular es la parroquia. Por tanto, aparte de todas las obligaciones propias —me levanto a las 05:30 horas— hay que llevar la gestión, el personal, etc. Todo lo que se imagine de estas residencias. Y debo decir que sin la oración sería imposible hacerlo, por eso intento hacer dos tandas de ejercicios espirituales al año. Dios me pone delante continuamente ocasiones para creer y confiar. Yo no estoy capacitado para lo que estoy haciendo, claramente, pero Él me va capacitando y va haciendo posible lo que en mis manos sería imposible. Mi vida es consolación, consolar, sanar. Hay mucha necesidad de consuelo y reconciliación. Durante una parte importante de mi vida, me he dedicado a los jóvenes, pero el Señor me ha traído por este camino y he visto que en nuestra vida celebrativa tenemos que poner el foco en los mayores y celebrar con ellos un amor y una ternura que nos trasciende». 

Especialmente significativo resulta también el aumento de centros asistenciales, con un incremento del 64,81 % en la última década. En total, son más de 9.000 centros asistenciales —entre Cáritas parroquiales, comedores sociales, las citadas residencias de mayores, acogida a migrantes, mujeres solas, etc.— con casi cuatro millones de personas atendidas cada año. En el ámbito de la salud, la Iglesia española acompañó y sigue acompañando mensualmente a 64.875 personas en sus domicilios, cifra que asciende hasta las 96.664 en el caso de los hospitales. En total, los sacerdotes españoles dedicaron 30 millones de horas a labores caritativas y pastorales durante este 2022. Son ejemplos contantes y sonantes que demuestran que la Iglesia está pegada a las necesidades reales de la sociedad y que es ahí, precisamente, donde despliega su enorme labor caritativa. «Este informe es, sin duda, una memoria agradecida. No nos quedemos en las cifras, sino en las personas y realidades que hay detrás», propone García Magán. Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, recuerda que «Cristo nos pidió que nos acordáramos de nuestros hermanos más pequeños y vulnerables, y la Iglesia ha guardado esto como un tesoro en su corazón. Esta Memoria nos sitúa en el centro: el centro de nuestra vida es lo más pequeño y frágil, como Jesús naciendo en un humilde pesebre de Belén».

7,6 millones de declaraciones a favor

 Una labor que, sin duda, la sociedad española está reconociendo a la hora de marcar la X del Xtantos en la declaración de la renta, hasta alcanzar la cifra récord de 7,6 millones de declaraciones a favor de la Iglesia en solo un año. A consecuencia de lo anterior, la recaudación total también ha aumentado, y asciende ya a 358,8 millones de euros, un 11,9% más —38 millones— que el año anterior. Los números crecen en 16 de las 17 comunidades autónomas —todas excepto Navarra, debido a las condiciones propias de su foralidad—, con especial incidencia en la franja de entre 50 y 69 años, sin olvidar a los más jóvenes: hay casi 11.000 personas que el año pasado en el rango de 20 a 29 años. Como novedad, por primer año las declaraciones conjuntas suponen un mayor porcentaje de la X que las individuales. «Son datos económicamente buenos», en opinión del vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal. «Los datos de la X son muy buenos para la Iglesia y extraordinarios para la sociedad», apostilla el director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, José María Albalad.

Por Comunidades Autónomas, destacan especialmente las subidas en declaraciones de Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana y Cataluña, que también lideran el ránking de mayor recaudación en términos totales. Por delegaciones de Hacienda, la provincia con más asignación sigue siendo Ciudad Real (51,26 %), seguida de Jaén (46,6%), Badajoz (46,17%) y Ávila (45,22%). Según el director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, «estos datos demuestran la capilaridad que tiene la Iglesia, que está presente de verdad en toda la vertebración del territorio». Además, «pocas cosas ponen más de acuerdo a los españoles que la X del Xtantos. La Iglesia es un manantial de esperanza en tiempos de necesidad. Nos acercamos ya al horizonte de los nueve millones de personas asignando, un récord histórico del sistema. Por eso decimos que gracias se escribe con X, porque marcar una X puede cambiar una vida, como hemos visto en los testimonios, pero 8,7 millones de X pueden cambiar y cambian una sociedad», agrega.

La Iglesia ha remarcado que, siguiendo las reglas negociadas con el Gobierno, destinará el importe íntegro de la asignación tributaria a las diócesis, sin guardar nada para reserva. Este dinero repercute directamente en la actividad asistencial y caritativa, en mitigar la pobreza, atender a los inmigrantes o la promoción del empleo. «Cada año, la Iglesia se somete al examen de los contribuyentes y son ellos quienes nos dan la confianza. Si nadie marcara la X de la declaración, los ingresos de la Iglesia por parte del Estado serían 0. Por ello, es un ejercicio de democracia fiscal y tenemos que estar agradecidos, porque nos han dado su confianza», ha recordado Albalad.

El IRPF, el 25 % de los ingresos

 Cabe destacar que la asignación de los españoles a la Iglesia a través de sus impuestos supone un 25 % de los ingresos de la institución en nuestro país, completados con donaciones, colectas o explotación de bienes inmuebles. Además, la Memoria muestra cómo la presencia de la Iglesia contribuye al desarrollo social y económico de España, pues, por una parte, las actividades asistenciales generan un valor anual de más de 580 millones de euros, y la actividad de diócesis y parroquias crea y mantiene 64.925 puestos de trabajo directos. Además, 134.000 personas trabajan en colegios que dependen de la Iglesia —donde se forman 1,5 millones de alumnos— y 36.000 profesores enseñan Religión Católica a 3,1 millones de niños en nuestro país. Sin olvidarnos de los 80.000 catequistas que contribuyen con lo más preciado, su tiempo, y de los más de 10.000 misioneros españoles que están llevando la buena nueva del Evangelio a 133 países de los cinco continentes. La hermana Elisa Sánchez es religiosa hospitalaria en la India, encontró su vocación a los 24 años mientras estudiaba Medicina y ahora acoge a personas con discapacidad. «Mucha gente está muy rota, muy vacía, y la espiritualidad tiene una capacidad sanadora impresionante. Siento y recibo mucho más de lo que doy, y me veo en la obligación de dar lo recibido para acompañar y acoger a las personas. Al llegar a la India, mis compañeras me decían “tú parece que has nacido para estar aquí”, y mira que he sudado, que apenas entendemos ni los dialectos. Pero hay lenguajes universales, como el de la cercanía y el amor», afirma.

Por último, tampoco se deben olvidar las más de 400 fiestas religiosas de interés turístico que se celebran cada año en nuestra geografía, que generan riqueza y empleo y son un elemento fundamental para que la Iglesia, con su patrimonio tanto material como inmaterial, aporte el 3 % del PIB de todo el Estado. 

«La Iglesia, con nuestra fragilidad y nuestros fallos, hace posible esta gran labor gracias a los testigos del amor y la misericordia. Por tanto, gracias por pertenecer a la Iglesia de Jesucristo», subrayó el cardenal Omella durante la presentación. «Laicos, consagrados, pastoral de sacerdotes, seminaristas, diáconos permanentes, obispos… demuestran que hay mucha vida en la Iglesia. Y, como hay vida y una vida maravillosa, nos sentimos orgullosos de nuestra fe. Lo decimos sin vanidad, pero con realidad. Con realismo y con justicia. Así que, este año, le presentaremos al Niño Jesús esta Memoria en nuestro pequeño y modesto cofre», concluye García Magán. 

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