En una de sus frecuentes parábolas, el Señor nos recuerda que la semilla de la Palabra de Dios, la semilla de la gracia divina, tiene en sí una potencialidad sorprendente, de modo que germina y crece, mientras el propio sembrador duerme (cf. Mc 4, 26-28). Acierta, pues, el apóstol s. Pablo, cuando afirma que el importante no es el que siembra y riega, sino el que la hace crecer: Dios (cf. 1 Cor 3, 7).
Al finalizar el curso pastoral 2023-2024, echamos una mirada a la hacienda para comprobar en qué parcelas hemos sembrado y qué brotes comienzan a verse. La mirada nos permitirá comprobar tanto el compromiso con la siembra, como nuestra desidia. Y, sobre todo, nos permitirá comprobar una vez más el poder de Dios y de su Palabra para configurarnos con Cristo y hacer crecer el reino de Dios entre nosotros.
El período pastoral que declina ha sido el primero del Plan pastoral diocesano 2023-2028 “Se volvieron a Jerusalén. Hacer grande la comunidad”. En él, teniendo como telón de fondo la imagen evangélica de Jesucristo yendo al encuentro de la mujer samaritana, hemos prestado una atención especial al primer anuncio. En esta línea de trabajo, en el ámbito de la Iglesia en España, una delegación diocesana compuesta por doce miembros, participó en el encuentro nacional. Además, con la diócesis de León, se han desarrollado experiencias conocidas como Emaús y Effetá. En el terreno diocesano, se han organizado Cursillos de cristiandad; también, una exitosa Jornada sobre este tema que contó con una ponencia marco y múltiples experiencias sobre el particular. Al mismo tiempo, se ha iniciado la oferta de formación a voluntarios en el acompañamiento al duelo y situaciones límite. Finalmente, en el ámbito parroquial, anotamos una experiencia denominada café cofrade. Gracias a Dios, están asomando los primeros frutos de esta siembra.
Por el contrario, y a lo que parece, algunas parcelas como las de los padres de los niños en proceso de iniciación cristiana y la de los no creyentes, no han recibido una siembra suficiente. Tampoco se ha utilizado suficientemente el patrimonio artístico y cultural como medio adecuado para realizar el primer anuncio.
Por otra parte, el programa pastoral anual no se ha conformado con abordar el primer itinerario del Plan, sino que ha trabajado también el resto. Concretamente, en el itinerario del acompañamiento, algún sacerdote se ha formado en el liderazgo con vistas a la renovación pastoral en la que estamos inmersos, se ha acompañado a los jóvenes consiguiendo poner en marcha iniciativas oracionales en las localidades más importantes de la diócesis, se ha iniciado con buen pie un nuevo proyecto de acompañamiento a los novios, y se ha avanzado en la integración de las parroquias con la constitución de siete UPA.
En el itinerario de los procesos formativos cabe señalar que hemos continuado con la formación de la EDEU, se está concluyendo la actualización del Directorio de la Iniciación Cristiana y se ha ofrecido formación a los moderadores de Celebraciones en espera de presbítero. Por el contrario, se ha descuidado la siembra en el campo de la formación en doctrina social de la Iglesia (aunque se ha organizado una Semana social) y también el impulso de la presencia pública de los cristianos.
La evaluación del curso, a pesar de arrojar unos resultados aceptables, ha dejado en evidencia también que tenemos dificultad en la comunicación dentro de la misma parroquia y entre instituciones, lo que frena la participación y empeora la comunión. Algo habrá que hacer para evitarlo.