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Los obispos de Aragón se solidarizan con la gente del campo: «Compartimos las dificultades y retos que afrontáis»

Denuncian el alto coste de las inversiones que exigen las explotaciones, las condiciones excesivas para acceder a la ayuda de la UE o la irrupción de fondos de inversión

Los obispos de Aragón han escrito una carta pastoral con motivo de san Isidro Labrador dirigida a los hombres y mujeres del campo, para solidarizarse con su situación: «Compartimos las dificultades y los retos que afrontáis en vuestro quehacer cotidiano».

En concreto, señalan algunos problemas: las altas inversiones que suponen la maquinaria y las infraestructuras necesarias, las condiciones excesivas para acceder a las ayudas de la Unión Europea, la irrupción en el campo de grandes grupos de inversión con los que no podéis competir o la escasa capacidad negociadora de las pequeñas cooperativas agrícolas frente a los grandes grupos distribuidores de alimentos.

También subrayan las dificultades de la Administración pública para cubrir las plazas vacantes de los centros sanitarios en no pocas zonas de nuestra tierra, la falta de relevo generacional y el desánimo que producen el envejecimiento y la disminución de la población, a pesar de los estudios y programas que se anuncian para hacer frente a la «España vaciada».

«Esta problemática —continúan— no puede hacernos olvidar los valores que nuestros pueblos vienen aportando al conjunto de la sociedad: un estilo de vida menos estresante que en la ciudad, la práctica de la solidaridad y del cuidado mutuo entre los vecinos, el contacto con la naturaleza, el aprecio de lo pequeño, lo gratuito y lo auténtico frente a la dictadura de los números, la productividad y la apariencia; y, en definitiva, una vida más humanizada y saludable, que favorece, sin duda, el desarrollo de la espiritualidad y de la religiosidad».

Asimismo, invitan a los que viven en la ciudad a valorar el trabajo del mundo rural por «la función social, cultural y económica que desempeña en los sistemas económicos de muchos países y por su creciente importancia en la salvaguarda del medio natural», y a mirar con espíritu solidario «los numerosos problemas que el mundo rural debe afrontar en el contexto de una economía cada vez más globalizada», según la doctrina social de la Iglesia

Y concluyen: «Deseamos, pues, animar a todos nuestros diocesanos a afrontar con esperanza los desafíos que se presentan. La agricultura y la ganadería del siglo XXI han de producir suficientes alimentos de calidad para una población mundial en constante crecimiento, sin dejar por ello de cuidar la tierra que habitamos. Hacemos, por tanto, un llamamiento a que entre todos mantengamos el respeto a la casa común, en la búsqueda de un desarrollo sostenible que sustente el necesario equilibrio ecológico».

La carta está firmada por Carlos Escribano Subías, arzobispo de Zaragoza; Vicente Jiménez Zamora, arzobispo emérito de Zaragoza y administrador apostólico de Huesca y de Jaca; Ángel Javier Pérez Pueyo, obispo de Barbastro-Monzón; José Antonio Satué Huerto, obispo de Teruel y Albarracín; y Vicente Rebollo Mozos, obispo de Tarazona.

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