Pentecostés-B
NVulgata 1 Ps 2/2 E/E – Concordia y ©atena Aurea/2 (en/2)
¿Cuántos estaban en el Cenáculo en Pentecostés?
– «El grupo de los fieles que habían quedado, incluidas las piadosas mujeres y María la Madre de Jesús, era de unas ciento veinte personas aproximadamente» (Pablo VI, Audiencia general 17 5 1972: it); cf Hc 1, 14-15; 2, 1.
– «”Unos ciento veinte”, múltiplo del “doce” del colegio apostólico» (Benedicto XVI, Homilía 11-5-2008: de es fr en it pt).
Benedicto XVI, Homilía 4-6-2006B (de es fr en it pt)
Benedicto XVI, Homilía 31-5-2009B (de es fr en it pt)
Benedicto XVI, Homilía 27-5-2012B (de es fr en it pt)
Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
(Fiesta en España. Jueves siguiente a Pentecostés)
San Juan Pablo II, Audiencia general 18-2-1987 (es it)
Benedicto XVI, Jesús de Nazaret2 IV: La Oración Sacerdotal de Jesús
Invocación al Espíritu Santo al comenzar la oración personal
La palabra del Papa
San Juan Pablo II, Homilía 19-5-1991 (it): «A través de las generaciones y los siglos, la Iglesia grita: “Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra”; y este grito encuentra siempre respuesta. Cristo mismo responde: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn 20, 22). Y se verifican, al mismo tiempo, las palabras del salmista: “Enviarás tu Espíritu, y serán creados, y renovarás la faz de la tierra” (Sal 104, 30)»; Regina caeli 10-6-1984 (es it): «”¡Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra!”. Así ora la Iglesia por medio del Corazón de la Virgen Inmaculada, Madre de Cristo crucificado y resucitado».
«¡La Iglesia grita!». La promesa divina expresada en el salmo 104, 30, «enviarás tu espíritu, y serán creados, y renovarás la faz de la tierra, emittes spiritum tuum, et creabuntur, et renovabis faciem terrae», la Iglesia la hace objeto de súplica con su respuesta al salmo responsorial del domingo de Pentecostés: «Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra, emitte Spiritum tuum, Domine, et renova faciem terrae».
La Invocación
– Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
– Envía tu Espíritu, Señor, / y renueva la faz de la tierra.
– Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo, nuestro Señor.