Poesía de la sierva de Dios Juana Caróu Rodríguez
POESÍA «MUERTA HE DE ESTAR»
Sierva de Dios Juana Caróu Rodríguez (1874?1932)
Nace y muere en Huelva, fundadora de A.R.P.U., Adoración Real, Perpetua y Universal del Santísimo Sacramento
1. Muerta he de estar, Amor de mis amores, / muerta he de estar y en polvo convertida, / y mis cenizas, Vida de mi vida, / han de cantar tus glorias y loores. // Y de mi ser los átomos perdidos / vagarán por el ancho firmamento, / y a tu Sagrario volarán rendidos / a adorarte en tu Augusto Sacramento.
2. Muerta he de estar, Señor, materia inerte / será mi corazón, ceniza fría, / y esta ceniza que formó la muerte / te adorará, Señor, de noche y día. // Y en mi cadáver, en mi cuerpo frío, / del santo fuego que mi pecho inflama, / tú podrás contemplar, dulce Amor mío, / la huella que dejó su ardiente llama.
3. Muerta he de estar, Señor, y mis despojos, / mezclados con la tierra de mi fosa, / y las frías cenizas de mis ojos / te enviarán mi mirada cariñosa. // Y de mi cuerpo la ceniza helada, / do quiera que repose a su manera, / aunque esté convertida en polvo y nada, / te adorará, Señor, cuando me muera.
4. Muerta he de estar, divino Jesús mío, / y sin cesar te adoraré, Señor: / de mis restos el polvo helado y frío / te cantará eterno himno de amor. // Y hasta los fuegos fatuos que mis huesos / produzcan en el campo funerario, / serán, dulce Amor mío, santos besos / que mis labios envían al Sagrario.
5. En su fragancia la silvestre flor, / que nazca donde esté mi sepultura, / de mis frías cenizas al calor / te llevará mis cantos de ternura. // Y del aire las alas al tocar / mis restos fríos, mi ceniza helada, / al volver tu Sagrario acariciar, / te llevarán los besos de mi nada.
6. Y hasta las bellas gotas de rocío / –que besan las corolas de las flores– / que crezcan do repose el cuerpo mío, / convertidas en mágicos vapores, // con las alas del viento confundidas / entrarán en tu templo sacrosanto, / y a tu Sagrario llevarán rendidas / de mi cadáver el humilde canto.
7. Alma no tiene la brillante estrella / que esparce su fulgor en noche oscura, / y vertiendo en el éter la luz bella / canta, Señor, tu gloria y hermosura. // Alma no tiene la fragante flor / que ostenta su belleza en el jardín, / y al exhalar su delicado olor, / te adora cual ardiente Serafín.
8. Así mis restos en la oscura fosa, / sin derramar fragancia ni fulgor, / bajo la fría y olvidada losa, / te cantarán tu gloria y tu loor. // Y tú que ves, Señor, lo que escondido / existe para el hombre en este suelo, / verás mi cuerpo en polvo convertido / que te adora, Señor, como en el cielo.
Fray Gregorio Cortázar Vinuesa