La vida es un camino, a pesar de saber que el único camino es Cristo mismo, en este camino necesitamos orientarnos, situarnos en el momento en el que estamos y precisar nuestro objetivo en medio de tantas confusiones que nos rodean. Por eso, para orientar los pasos concretos de nuestra acción pastoral, he publicado unas orientaciones pastorales para estos próximos cursos en nuestra diócesis. Como su nombre indica, se trata de orientaciones y quieren ser luces que puedan iluminar algunos aspectos en el momento actual.
Estas orientaciones presentan unas líneas de trabajo que pretenden incidir en la vida diocesana indicándonos y sugiriéndonos pistas y caminos para trabajar conjuntamente todos, obispo, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos. Para empezar, ante una sociedad fuertemente secularizada, nos tienen que ayudar a tener unas disposiciones interiores favorables para renovar nuestra pastoral en las parroquias, comunidades y movimientos presentes en el Vallès Oriental y el Vallès Occidental. No se trata de grandes innovaciones, sino de una manera nueva de hacer lo que ya estamos haciendo y también buscar nuevos caminos para renovar el vigor misionero que el momento presente nos pide. Nos tienen que ayudar a hacer un verdadero cambio de mentalidad y son, en definitiva, como una brújula que nos ha de orientar en la misión de la Iglesia, de la cual todos participamos desde nuestro bautismo.
El título de estas orientaciones para los próximos cursos es «Caminar juntos para evangelizar en medio de nuestra sociedad», y están distribuidas en tres bloques, según el título. En primer lugar, «Caminar juntos» para reflexionar y revisar las estructuras actuales, la organización pastoral y las actitudes a mejorar. En segundo lugar, «Evangelizar» centrándonos en la gran misión que el Señor nos encomienda. Y, en tercer lugar, «En nuestra sociedad», indicándonos el espacio y el tiempo en el cual vivimos, el mundo concreto en el cual somos enviados para vivir, compartir y comunicar la fe.
Caminar juntos es otra manera de hablar de la sinodalidad, que es un término griego que expresa precisamente esto. El camino que hacemos como cristianos lo hacemos juntos, unos al lado de los otros. Un camino que viene de Dios y que vuelve a Él. Un camino en el cual nos hace falta, sobre todo, ser agradecidos a Dios porque nos ha creado y nos ha llamado a ser hijos suyos. Desde nuestro bautismo formamos parte de la gran familia de los hijos de Dios. Un camino en el cual cada uno tenemos que aportar los dones y carismas que hemos recibido por la construcción del Reino de Dios.
Es por eso por lo que las orientaciones que propongo en este primer bloque van destinadas, precisamente, a fomentar la fraternidad y el sentido de pertenencia a la Iglesia, como una gran familia, conociéndonos más unos a otros, generando verdaderos vínculos de fe y amistad que posibiliten llevar a la práctica mejor nuestra misión como cristianos. Una misión que tienen las tres dimensiones esenciales en la Iglesia: la predicación de la Palabra, la celebración de la fe en la liturgia y la caridad hacia nuestros hermanos. Sin estas tres dimensiones, vividas a la vez, no podemos decir que somos verdaderamente la Iglesia de Jesucristo.
Otras orientaciones nos tienen que ayudar a revisar y, si es necesario, reestructurar los servicios y actividades de las parroquias y arciprestazgos para que podamos hacer mejor el servicio que el Señor nos encomienda. Para llevarlo a cabo, es imprescindible la implicación de todos, laicos, clérigos y consagrados porque esto es lo que también significa ser Iglesia.
En este tiempo de Adviento, la invitación a caminar juntos es la llamada que recibió el pueblo de Dios ya en la antigüedad para avanzar en el camino de la fidelidad a un Dios que nos ha creado, que se nos ha revelado, que nos ha hablado, que nos ha salvado. Y es la invitación que os hago a todos vosotros y a mí mismo, pidiendo la ayuda de la Virgen María, que en Navidad nos llevará la verdadera fuente de la Salud.