Este domingo, que litúrgicamente es el XXIII del tiempo ordinario, coincide con la fiesta de la Natividad de la Virgen María. Este día celebramos en Cataluña el día de las «vírgenes encontradas». Unas vírgenes que, según la tradición, fueron escondidas durante la invasión musulmana y luego encontradas misteriosamente. Esta fecha también es significativa porque era el día en que se celebraba la fiesta de la Virgen de Montserrat hasta que, en 1881, al ser declarada «patrona de todo el principado de Cataluña», pasó a celebrarse el 27 de abril.
Hoy es un día de gran significación espiritual en Montserrat porque, con una solemne celebración de la Eucaristía, se abre el milenario de la fundación del monasterio. Entre muchos de los documentos relativos a este santuario, hay uno muy breve y querido por la piedad de los cristianos catalanes: la Visita espiritual a Nuestra Señora de Montserrat, patrona de Cataluña, escrito por el obispo de Vic, Josep Torras i Bages. En él expresó su devoción a la Virgen y su profundidad teológica, especialmente en las advocaciones que dirige a la Virgen de Montserrat.
En la primera advocación, se dirige a la Virgen con estas palabras: «Virgen prodigiosa, trono purísimo, donde reposó la eterna Sabiduría, cuando vino al mundo a enseñar el camino de salvación, conseguid para vuestros catalanes aquella fe que derriba montañas, llena los valles y allana el camino de la vida.» Las palabras del obispo Torras i Bages nos animan a fijar la fe cristiana como fundamento de nuestra vida, especialmente en este momento de nuestra historia religiosa.
Más adelante, en la cuarta advocación, leemos: «Rosa de caridad, fuego que sin consumir calienta, quitad de Cataluña el espíritu de discordia, y unid a todos sus hijos con corazón de hermanos.» ¡Qué oportuna resulta, para hoy y para siempre, esta llamada a la fraternidad entre todos!
El obispo Torras i Bages termina pidiendo a la Virgen una paz cristiana y perpetua para los pueblos de Cataluña. Que Dios quiera que este deseo de paz se extienda a todos los pueblos del mundo, especialmente en aquellos territorios que sufren algún conflicto bélico.
Queridos hermanos y hermanas, estoy seguro de que estas expresiones del obispo Josep Torras i Bages han encontrado eco en vuestra memoria y en vuestra conciencia. Este obispo pedía convertir la “Visita espiritual” en un momento de compañía a la Virgen de Montserrat, acompañando cada una de sus advocaciones con la oración del Avemaría y el Gloriapatri. Quizás sería bueno que lo hiciéramos durante el milenario que hoy se abre, rezando por las intenciones del Santo Padre, de toda la Iglesia, de nuestra tierra y de todo el mundo. Hagámoslo ahora que estamos a pocas semanas del inicio de la segunda sesión de la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad. Os deseo a todos una gozosa Diada del once de septiembre. Que la Virgen de Montserrat, patrona de Cataluña, interceda por nosotros.