La Conferencia Episcopal Española ha aprobado un plan de reparación integral para víctimas de abusos situado dentro de un trabajo que la Iglesia universal viene realizando desde hace dos décadas, con diverso ritmo, cuando en la Santa Sede se dan los primeros pasos, con cambios normativos, a la hora de abordar acontecimientos dolorosísimos producidos por algunos miembros de la comunidad cristiana. También en España, especialmente en el final de la segunda década del siglo actual, vamos siendo conocedores de graves delitos contra menores cometidos por algunos miembros de nuestros presbiterios y de los institutos de vida consagrada; asimismo, algunos laicos que participan institucionalmente de la misión de la Iglesia son denunciados. Todo ello genera dolor, asombro y perplejidad en el pueblo de Dios. Los casos que se van conociendo en España se reciben en el ambiente ya provocado por los casos ocurridos en otros lugares del mundo —Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Australia, Alemania, Francia, Chile—.
Se genera una alarma social muy focalizada en la Iglesia; esta toma de conciencia se acelera con el impulso del papa Francisco, que quiere abordar toda esta grave cuestión desde una fuerte llamada a la conversión y a la comunión en la respuesta, desde la compasión con las víctimas, rasgo característico del amor que hemos recibido del Señor de la Cruz.
En 2018, el Papa convocó a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo. En 2019, se publicó Vos estis lux mundi, que establece la obligación de abrir en cada diócesis y congregación religiosa una oficina de recepción de denuncias y ayuda a las víctimas. La respuesta en España a estas iniciativas se concreta en la creación de casi 300 oficinas en diócesis e institutos religiosos. Estas son de diverso estilo, muchas han tomado iniciativas de formación para la prevención, han elaborado protocolos y colaboran con las autoridades civiles. La CEE, con la CONFER, puso en marcha el Servicio de Coordinación de las Oficinas, organizando hasta ahora seis encuentros que han ayudado mucho en el desarrollo de las oficinas locales. Este servicio es el que ha preparado el Plan de Reparación Integral a Víctimas de Abusos (PRIVA), que fue aprobado en julio. Antes, en congregaciones y en diócesis se han vivido procesos de acompañamiento y reparación, han experimentado el camino siempre tan difícil de poder reparar de manera plena y han constatado la importancia de dotarnos de criterios comunes y la necesidad de ofrecer de una manera decidida y transparente una puerta abierta a la reparación de aquellas víctimas que ven clausurada la vía jurídica.
Si es cierto que no comenzamos ahora, tampoco damos ahora por finalizada nuestra tarea de aprendizaje permanente y nuestro compromiso de seguir incorporando iniciativas desde la escucha que realizamos a víctimas, asociaciones de apoyo, o de los diversos informes han ido apareciendo en estos meses. Todo nos ayuda a mantener la conciencia viva del dolor causado por algunos miembros de la comunidad eclesial y a impulsar la acogida, el acompañamiento, la reparación desde el trabajo comenzado en los últimos años.
Queremos seguir avanzando en la aplicación del plan de formación para los seminarios mayores de España, con un subrayado especial de la formación de la dimensión afectivo-sexual, también impulsar la educación sexual de niños, adolescentes y jóvenes, la formación de padres y acompañantes. Es necesario estudiar las causas de todo lo ocurrido en sus diversos ámbitos y dimensiones. Queremos expresar nuestro compromiso decidido de seguir colaborando con la Fiscalía y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuando tengamos noticia de algún caso que, desgraciadamente, se siguen dando, pues las consecuencias del pecado no desaparecen solo con protocolos y formación, aunque esto contribuya mucho a la disminución de los efectos del mal. La conciencia materna de la Iglesia y la solicitud paterna de obispos y superiores mayores nos pide buscar la forma más conveniente de ayudar a los miembros de nuestras instituciones causantes de este dolor. Queremos prevenir y sabemos que la evangelización y el anuncio de la misericordia que brota del corazón de Cristo forman parte de la prevención.