Hace solo unos días, su Santidad el Papa Francisco anunciaba la próxima canonización de los mártires de la persecución de Damasco en 1860, siete frailes de la orden franciscana entre los cuales tenemos la suerte de contar con dos valencianos: los religiosos Francisco Pinazo, natural de la aldea de El Chopo (Alpuente) y Carmelo Bolta, nacido en el Real de Gandia. El próximo 20 de octubre serán reconocidos como santos, contando con dos nuevos intercesores y dos testimonios que alientan la fe de nuestra iglesia diocesana. Estos dos santos se suman al gran grupo de valencianos que han sido canonizados.
Nuestra tierra que ha sido afortunada por abundantes testimonios de santidad y regada por la sangre de numerosos mártires, que con su testimonio despiertan nuestro deseo de seguir a Cristo con mayor fidelidad. Además, esta canonización, a las puertas del Jubileo del 2025, es para nuestra diócesis un motivo de esperanza: el Señor nos regala un año de gracia para que crezcamos en santidad, se fortalezca nuestra vida cristiana, y hacer de nuestra existencia un testimonio valiente de aquello que hemos recibido del Señor, que nos sostiene y nos llena de alegría. Me gustaría que, aprendiendo de estos dos valencianos que se suman al número de los santos, podamos aprovechar estos últimos meses para prepararnos a vivir el Año Santo con buena disposición de espíritu.
Os invito a que los imitemos en primer lugar en su vida de oración. Solo en la relación personal e íntima con Jesucristo podemos entrar en plena comunión con Él. Los santos franciscanos Carmelo Bolta y Francisco Pinazo vivieron este encuentro con el Señor y en la oración descubrieron el amor de Dios, un amor que los llamó a la vocación religiosa y a anunciar a Cristo con generosidad hasta el martirio. Por eso quisiera que este año de gracia fuera una oportunidad para despertar nuestra vida de oración, haciendo del diálogo íntimo con el Señor el cimiento sobre el que edificar nuestra vida cristiana y eclesial.
También en este tiempo, la iglesia nos llama a consolidar la fe, proponiéndonos varias oportunidades para la formación cristiana, de manera que podamos dar razón de nuestra esperanza. Nuestro testimonio no puede ser improvisado, sino que desde la razón acogemos y anunciamos la verdad. El nuevo santo, Carmelo Bolta, estuvo durante años a cargo de la formación sacerdotal de los misioneros, ayudándolos en el aprendizaje del árabe, facilitando así las herramientas necesarias para la evangelización. También hoy, esta tarea de formación es una exigencia para todos nosotros. Aprovechemos este año para lograr nuevas herramientas para la evangelización.
Pero, sin duda, este año es una oportunidad para despertar nuestro espíritu misionero. El lema “Peregrinos de la esperanza” es una llamada a recorrer el camino de la vida, siendo testigos de la fe en todo aquello que hacemos y vivimos. Así lo vivió el nuevo Santo Francisco Pinazo, sirviendo con humildad y generosidad en todos los trabajos que llevó a cabo como un sencillo religioso en tierra de misión. Hoy también nuestro contexto social necesita ser evangelizado, y podremos hacerlo con éxito si impregnamos de Evangelio nuestros trabajos, aunque sean humildes, nuestra forma de relacionarnos, y nuestra vida cotidiana.
Que este tiempo sea fecundo para nuestra iglesia de Valencia, y que esta buena noticia de la canonización de dos valencianos mártires nos impulse hacia la santidad. Que los Santos Francisco Pinazo y Carmelo Bolta y sus compañeros mártires rueguen por nosotros.
Con mi bendición y afecto,