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Carta del obispo de Astorga: «Catequesis, Sínodo y trabajo decente»

Si el mes de septiembre se puso en marcha del grupo motor de la pastoral diocesana, con el mes de octubre, llega el momento de echar a andar las distintas actividades pastorales parroquiales, de las UPA y de los arciprestazgos, sobre todo aquellas que se interrumpieron durante el verano por razones obvias. Seguramente, la más importante de todas ellas sea la catequesis de iniciación cristiana. Esta misma denominación deja claro que el objetivo de la preparación de niños, adolescentes y jóvenes no es solamente recibir un sacramento en un momento puntual, sino dejarse formar por el Espíritu Santo en orden a pensar, sentir y decidir como el propio Jesucristo. En definitiva, se trata de acercar al niño al Señor de modo que se convierta en su amigo y modelo de su vida.

La ayuda que le prestamos al catequizando, además, ha de ser prolongada, respetando un proceso que debe llevarse a cabo desde diferentes frentes: el catequético, el litúrgico, el comunitario y el vital. El olvido de estos principios por parte de muchos padres suele ser el detonante de muchos conflictos con los párrocos y los catequistas, por lo que se hace necesario recordarlos con paciencia, pero también con firmeza, al comenzar la actividad.

Más allá del ámbito de la Iglesia diocesana, la Iglesia universal, desde el día 4 al 29 de octubre, vive en Roma un acontecimiento de gran importancia: el Sínodo de los Obispos. Superadas las fases diocesana, nacional y continental, el Papa Francisco ha sumado a una asamblea que tradicionalmente ha estado reservada a obispos, a presbíteros, laicos y religiosos que podrán participar como miembros de pleno derecho.

El tema propio de esta Asamblea es, precisamente, la sinodalidad, concepto que el propio Papa Francisco ha definido con meridiana claridad en su Carta al Pueblo de Dios que peregrina en Alemania: “En sustancia -dice- se trata de caminar bajo la guía del Espíritu Santo, es decir, caminar juntos y con toda la Iglesia bajo su luz, guía e irrupción para aprender a escuchar y discernir el horizonte siempre nuevo que nos quiere regalar. Porque la sinodalidad supone y requiere la irrupción del Espíritu Santo”.

La petición de oraciones para pedir por sus frutos, no hace más que recalcar lo que el Santo Padre viene repitiendo: que el Sínodo es, sobre todo, un acontecimiento espiritual. A nuestras oraciones, hemos de sumar también el esfuerzo por reavivar el trabajo sinodal en nuestra diócesis, trabajo que ha de comenzar por la composición de los consejos pastorales de las nuevas UPA, que continúa con la constitución y trabajo en equipo de sus sectores pastorales y que ha de culminar con la celebración de la asamblea constituyente de esta nueva estructura diocesana. Y, por supuesto, el camino sinodal seguirá desarrollándose en los distintos organismos diocesanos de consulta.

Finalmente, quiero recordar en esta carta la celebración, el día 7 de octubre, de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, bajo el lema: “Sin compromiso no hay trabajo decente”. La Jornada pone el foco en la seguridad en el trabajo. Los datos hacen buena la propuesta. En Castilla y León, sólo de enero a julio, ha habido 37. 340 accidentes laborales y 684 enfermedades profesionales y, lo peor: han fallecido 29 personas. La siniestralidad laboral está creciendo y nos reclama prevención. Hagámosla realidad con la ayuda del Señor.

Jesús Fernández González

Obispo de Astorga

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