Católicos y científicos: José María Yanguas Messia, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
José María Yanguas Messia (1890-1974), vizconde de Santa Clara de Avedillo, fue un abogado que formó parte de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria de Madrid, hoy Universidad Complutense, de cuya puesta en marcha se conmemora este 2017 el 90 Aniversario, y que echó a andar durante la monarquía parlamentaria católica del Alfonso XIII, al igual que la Junta para Ampliación de estudios e Investigaciones Científicas (JAE) o la Residencia de Estudiantes de Madrid. Sus creencias católicas fueron compatibles con su actividad científica.
Estudió derecho con los Agustinos de el Escorial, o sea, que recibió religión en la escuela, lo que no le impidió participar directamente en la fundación de la más grande universidad española contemporánea en la que la Iglesia intervino a través de los laicos.
Dejó escrito “Mas, no por eso, el ideal deja de tener valor permanente, sobrevive a los vaivenes de los tiempos. El ideal definido por nuestros teólogos del Siglo de Oro con una visión integral de la gran familia humana creada por Dios, salió de nuestras Universidades cuando España era la primera potencia del mundo, y hubiera sido muy humano en los españoles de entonces ceder a la tentación de la fuerza y del éxito. Prevaleció en su doctrina la razón, y de ahí dimana su valor universal y perenne”.
Dice de él en internet Feliciano Robles Blanco Obtuvo el grado de Doctor en 1915 con la calificación de Sobresaliente. El título de su tesis doctoral fue “La neutralidad. Su concepto, derechos y deberes de los neutrales”. Fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios en 1913, trabajó en la Biblioteca de la Facultad de Derecho de París, donde asistió a los cursos de los profesores Renault, Weis y Pillet. Con solo 28 años, en 1918, ocupó la Cátedra de Derecho Internacional, Público y Privado en la Universidad de Valladolid y en 1920 ganó la misma cátedra en la Universidad Central de Madrid. También impartió cursos de Derecho Internacional en la Universidad de Lovaina, la Facultad de Derecho de París y la Universidad de Bolonia. Obtuvo acta de diputado por la circunscripción de Baeza (Jaén) en las elecciones de 1920 a las que se presentó como independiente, y en las elecciones de 1923 a las que concurrió en el seno del Partido Conservador. Su fidelidad a la monarquía le impidieron ejercer ningún cargo público de relevancia durante la Dictadura franquista, después de acabada la Guerra Civil. Fue Embajador de España ante la Santa Sede de 1938 a 1942.
Durante esta etapa impartió también un curso en la Universidad de Bolonia. Como diplomático participó en el asesoramiento para la resolución de diferentes conflictos de carácter internacional. Asociado del Institut de Droit International desde 1923, y nombrado en 1973 miembro de Honor de la misma. Presidente del Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho Internacional desde su creación en 1951.Miembro e impulsor de la Asociación Francisco de Vitoria del CSIC. Fue autor de una gran cantidad de libros de Derecho Internacional. Escribió con Marañón y Ruiz-Zorrilla, “El santo español Ignacio de Loyola. Fundador y legislador” (discursos), Madrid, 1962.Asistió a congresos y conferencias con ponencias propias de Derecho Internacional. Fue un estrecho colaborador de artículos en el periódico ABC. Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas desde 1941, y Presidente desde 1962. Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación desde 1943.- Miembro del Curatorium de la Academia de Derecho Internacional de La Haya.
Fue uno de los expertos en Derecho Internacional españoles más influyentes y reconocidos de su época. Fue un firme defensor del regreso de la Monarquía y de la entrada de España en la Comunidad Europea, moriría antes de que ambas cosas sucedieran.
Católico y científico promotor de la construcción en pleno siglo XX de una de las mayores universidades de España y el mundo, en perfecta consonancia con el papel que la Iglesia Católica como institución desempeñó en la creación del movimiento universitario mundial, algo de lo que lamentablemente no se hablará mucho en el 90 aniversario UCM.