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Católicos y científicos: Miguel Fuertes Loren, por Alfonso V. Carrascosa

Además de Nicolás Copérnico, son muchos los curas católicos que han contribuido al desarrollo científico con su propio trabajo de investigación. Tal es el caso del aragonés Miguel Fuertes Loren (1871-1926), importante naturalista con grandes conocimientos en botánica y geología.

Descubrió muchas nuevas plantas que llevan su nombre. También muchas minas que se explotan gracias a él. Este darocense estudió en los escolapios, como Cajal –religión en la escuela formadora de científicos insignes: ciencia y fe son compatibles, al menos en la Iglesia Católica- estudió filosofía y teología y se ordenó sacerdote en 1895. Fue socio de la Real Sociedad Español de Historia Natural, que cumple 150 años este 2021. Julián Fuertes Marcuello habló de su vida y obras en 1988, de donde tomo lo que a continuación escribo.

Fue a Argentina, Uruguay, y a Perú, donde tuvo una cátedra de Mineralogía en la Universidad de Lima. Después pasó también por motivos pastorales haciéndose cargo de parroquias por Panamá y Cuba, hasta que en 1909 llegó a Santo Domingo, donde compaginó el cargo de párroco con la investigación en botánica y geología.

En 1913 el botánico alemán Dr. Urban dio cuenta en su obra Nova Genera el Species VI de la importancia de los trabajos del Padre Fuertes en las expediciones realizadas por él en 1910, 1911 Y 191 2, en las que llegó a recolectar cerca de dos mil plantas, 34 de las cuales llevan su nombre, llegando el seis de julio de 1912 a coronar por vez primera la cima del pico más alto de las Antillas, el Pico de Loma Rucilla, con 2.585 metros. Envió plantas, como es habitual en los científicos con relaciones internacionales como el padre Fuertes, a los museos botánicos de Viena, Munich, Hamburgo, Estocolmo, Praga, Leningrado, Gran Bretaña y Estados Unidos. El Dr. Urban elogió su obra en vida diciendo: «Sea ésta para nosotros la ocasión de felicitar al Presbítero Miguel Fuertes, por el buen éxito alcanzado en las expediciones de los años 1910, 1911 y 1912, el cual viene a demostrar una vez más que lejos de ser el sacerdocio católico un dique para el progreso de las ciencias, antes al contrario, procura ayudar y concurrir a su adelanto».

En relación a la Minería y Geología, escribió una carta dirigida al Arzobispo Dr. Alejandro Nouel –insigne pedagogo- el veintidós de noviembre de 1916, en la que le refiere la expedición realizada pocos días antes por la zona de Bahoruco en la que ha descubierto un filón de cobre que calcula tiene cuarenta y nueve millones de metros cúbicos de mineral, y otro de magnesita, con billones de metros cúbicos y de la denuncia, así como una fuente termal.

Al final de una pequeña biografía del profesor R.M. Moscoso en 1926, dice: «La Ciencia agradecida de la contribución importantísima del padre Fuertes, le ha consagrado los géneros botánicos Fuertesia Urban y Fuertisella Schlechter, nombres que harán imperecedero el de aquel virtuoso e ilustrado levita.

Más recientemente, en 1978, en el Prólogo o «Liminar» del libro Catálogo de Plantas Colectadas por el Padre Fuertes, firmado por Bernardo Vega, director General del Museo del Hombre Dominicano y Pedro Troncoso Sánchez, presidente de la Academia de Ciencias, dice: «Vaya esta obra como un reconocimiento de la obra científica realizada por el Padre Fuertes en el país, y como una fórmula de dar a conocer a las nuevas generaciones la labor desplegada por aquellas personas que nos han precedido en la investigación científica».

Por Alfonso V. Carrascosa

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