La CONFER sigue comprometida con el reconocimiento, la reparación y la atención a las víctimas y supervivientes de abusos; con la prevención y promoción activa de entornos seguros; con la formación y sensibilización de sus miembros; con la transparencia, información e investigación de los abusos y sus causas. Somos más fieles al Evangelio y nos identificamos con la misión de Jesús cuando se pone en el centro el deber que tenemos con toda persona y su dignidad.
Este compromiso nos lleva a acoger a todas las personas cuya dignidad ha sido vulnerada por algunos de nuestros miembros. Mostramos nuestra indignación ante tal aberración. Queremos evitar, en la medida de nuestras posibilidades, su reproducción. La escucha personal e intensa que venimos haciendo de las víctimas y los encuentros que la Presidencia ha mantenido con las asociaciones nos han abierto los ojos a una realidad de la que no éramos del todo conscientes en el pasado. Cuando hemos escuchado algunos relatos, nuestros sentidos se han percatado de las heridas que permanecen en las víctimas.
Ha llegado el momento de afrontar juntos, con determinación y claridad, todo tipo de abuso en nuestros ámbitos de vida y misión. Hemos de hacerlo de forma coordinada e integradora. En colaboración con la Conferencia Episcopal Española (CEE) y con otras instituciones eclesiales. Estamos abiertos a colaborar con asociaciones del ámbito civil, con las que podremos contrastar nuestra experiencia y favorecer el mutuo enriquecimiento para abordar esta realidad en la sociedad.
La experiencia de cada congregación nos está permitiendo dar nuevos pasos en conjunto. Partimos de importantes consensos. De este modo, seguimos avanzando en el objetivo fundamental: el reconocimiento y la reparación integral de las víctimas de la Iglesia. La CONFER ha estimulado un liderazgo de coordinación de las políticas. Para ello, ha establecido, desde 2022, una Política marco de protección y actuación en casos de abusos sexuales a menores y adultos vulnerables. Está sirviendo a las 406 entidades que configuran la CONFER, especialmente a los institutos más pequeños, pero con presencias apostólicas importantes.
El Consejo General, refrendado por la Asamblea de Superiores Mayores, creó este año la Oficina de Entornos Seguros. Está coordinada por Gloria Rodríguez. Una comisión interna asesora en sus desafíos y necesidades. Esta oficina está a disposición de las congregaciones para acompañarlas en los procesos cuando se produce un abuso.
La experiencia nos va generando, como se recoge en las Líneas de trabajo de las instituciones de la Iglesia católica en España, «aprendizajes en diversos ámbitos: la atención a las víctimas, la reparación del daño causado, la investigación, la formación, la prevención y la sensibilización».
En la actualidad, estamos dando pasos de gigante en la formación y en la detención y prevención de los abusos. Prueba de ello son las iniciativas que algunas órdenes y congregaciones han puesto en marcha estos últimos años y que van desde la oferta formativa ofrecida por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) de los claretianos, hasta el primer Congreso Internacional sobre los Abusos en la Iglesia, organizado por el Proyecto Jordán de los jesuitas. Algunas organizaciones que trabajan con las víctimas nos han ayudado mucho en la escucha y en la respuesta a las necesidades de las víctimas, en la aplicación de la normativa canónica y en la colaboración con la justicia e instituciones públicas. Hemos tenido varios encuentros con Betania, Repara y Eshmá, entre otras.
Estos meses, la colaboración con la CEE ha sido intensa. Una comisión mixta está haciendo un excelente esfuerzo de coordinación y sistematización de los trabajos de diócesis y congregaciones. Esto ha permitido una mayor comunión a la hora de dar una respuesta a las víctimas y a la sociedad. La participación en los encuentros organizados por esta comisión han sido de gran valía y un estímulo.
El desarrollo conjunto de los trabajos ha permitido que los superiores mayores de las órdenes y congregaciones y la Asamblea Plenaria de los obispos apoyaran de forma casi unánime las líneas de trabajo, así como el Plan de Reparación Integral a Víctimas de Abusos y sus principios orientadores. Estos documentos nos permitirán seguir avanzando en comunión eclesial para afrontar los desafíos y retos pendientes, haciéndonos cargo de la responsabilidad que nos concierne a todos en este asunto.