Seguimos inmersos en el proceso sinodal que se inició hace algo más de dos años y, tras la celebración de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos del pasado mes de octubre, se nos invita a mantener vivo el dinamismo sinodal que se generó, buscando implicar en él a todo el pueblo de Dios, acogiendo y escuchando a todos, poniendo en valor lo que nos aporta el otro desde sus experiencias, competencias, dones y carismas.
En estos días se escuchan las voces de algunos que dicen que están cansados, que parece que seguimos repitiendo lo mismo, que no avanzamos… ¡No caigamos en esa tentación! Vivimos un momento precioso, un tiempo lleno de esperanza.
Respondamos a la invitación que nos llega desde la Secretaría General del Sínodo para profundizar en el informe de síntesis a través de la pregunta: «¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?»Ojalá que en nuestras Iglesias locales, parroquias y comunidades trabajemos en corresponsabilidad y descubramos los caminos e instrumentos que nos ayuden a vivir nuestra misión de anunciar a Jesucristo en medio del mundo.
Como nos dice el Papa, «el Sínodo trata sobre la sinodalidad y no de un tema u otro… Lo importante es cómo se hace la reflexión, es decir, de manera sinodal». Hagamos vivencia de sinodalidad, promovamos iniciativas que propicien la conversión pastoral necesaria para transformar nuestras parroquias en parroquias en salida que muestren el amor y la ternura de Dios. Y compartamos nuestra experiencia y testimonio con los otros, ayudándonos mutuamente a crecer en este camino sinodal.
Como dice la síntesis: «No se trata de dispersarse sobre muchos frentes, siguiendo una lógica eficientista y procesual. Se trata de tomar, entre las muchas palabras y propuestas, aquello que se presenta como una pequeña semilla, cargada, sin embargo, de futuro, e imaginar cómo echarlo a la tierra que lo hará madurar para la vida de muchos».