Entablamos comunicación con Óscar Arturo, director de Cáritas Rabat, mientras conduce con celeridad un convoy de emergencia a una aldea cuyo nombre desconoce y a la que nadie ha llegado aún desde el terremoto del pasado viernes. Se oye el claxon, mientras grita a gente que se aparte en medio del bullicio. A la hora de nuestra conversación, las víctimas mortales sobrepasan las 2.500, con más de 10.000 heridos. «Vamos a 45 kilómetros al suroeste de Marrakech. Tenemos la geolocalización, pero no sabemos ni el nombre. Aún no ha llegado nadie allí desde la catástrofe, Cáritas va a ser la primera ayuda», explica Arturo. «Sí sabemos que, para subir a las montañas, no hay carretera, está colapsada por las piedras que han caído. La población local ha rehabilitado una senda antigua y no se puede llegar en coche», detalla.
¿Cuál es la situación ahora mismo, qué está pasando ante sus ojos en la zona de Marrakech?
La situación es caótica. Nos acabamos de cruzar con seis ambulancias a toda velocidad. Obviamente, las ciudades y las estructuras están muy dañadas. La gente está en el exterior por miedo a que se derrumben los edificios, en tiendas de campaña de muy baja calidad. Las personas van de un lado para otro con desesperación en la mirada. Hemos hablado con muchos hombres, padres de familia, y no saben qué va a pasar con sus hijos, qué va a ser de ellos. No hay electricidad, son zonas completamente desconectadas ahora mismo. Vemos niños caminando en pijama y con heridas, ya que algunos han tenido que salir por sí mismos de entre los escombros. Está siendo muy traumático.
¿Cómo ha sido su vida y la de sus compañeros desde que arreció el terremoto?
El primer día, solo pudimos hacer una reunión en Rabat y organizarnos, no pudimos movernos a ningún sitio. Lanzamos un canal de fondos solidarios y pedimos ayuda a varios lugares, parroquias y amigos. A raíz de ese encuentro, decidimos que yo me viniera para esta zona con un convoy de primera ayuda. Hoy llegará otro compañero para poner sobre el papel lo que estamos decidiendo y organizar la mejor forma de comunicación. Y también estamos esperando a dos expertos en catástrofes de la Orden de Malta para seguir organizando la ayuda. También el cardenal Cristóbal López celebró una Eucaristía con todo el equipo como muestra de solidaridad de la Iglesia por lo que está sucediendo.
¿En qué consiste el convoy de Cáritas que está yendo hacia las montañas de Marrakech?
Es un convoy de primera ayuda. Consta de tres coches, llevamos un grupo electrógeno, ropa, comida y una tienda de campaña de tamaño familiar. No es de muy buena calidad, pero es lo mejor que hemos encontrado. Llevamos pañales, productos de primera necesidad. Esto en cuanto a Cáritas Rabat. Cáritas Marrakech se va a encargar de la ayuda de emergencia en la ciudad, que, si bien ha quedado muy dañada, no es la más afectada por la catástrofe.
¿Qué material de ayuda diría que es el más urgente?
Sin duda, las tiendas de campaña. Todas las personas están al raso, porque temen que se derrumben los edificios sobre ellos. Y las tiendas de campaña, si tienen, son de muy mala calidad. Son de verano, ligeras, frágiles, no tienen capacidad para cobijar a seres humanos durante varios días, no son fuertes ni pueden proteger a las personas del frío. En esta zona ya va haciendo frío por las noches, y más en las montañas. Luego se necesitan también medicinas, material para desinfección de heridas, porque hay muchos niños con rasguños, cortes y heridas abiertas que pueden traer muchos problemas en el futuro. Y luego hay otro tema que no te comentan, pero que está ahí: no hay servicios, necesitan letrinas. Las personas tienen que estar haciendo sus necesidades en la calle y esto puede acarrear problemas de salud pública.
¿Cómo está siendo el papel de las autoridades marroquíes, muy criticado en los medios de comunicación?
En la zona de Marrakech, al menos, se está actuando bien y como se puede. El Ejército ha creado una zona de primeros auxilios donde se está atendiendo a la población, y se han acordonado los edificios en la ciudad. No me cabe duda de que el gobierno marroquí va a hacer y está haciendo todo lo que está en su mano para ayudar a la población. Otra cosa es que nadie tenía previsto algo así. En Cáritas, que nos dedicamos a las crisis humanitarias, nos ha pillado desprevenidos, imagínese a los demás. Lo que sí tengo que decir es que la solidaridad primera ha sido del pueblo marroquí. Nosotros estamos actuando con fondos propios, todavía no ha llegado ninguna ayuda exterior, y buena parte de lo que se está haciendo es por el pueblo marroquí. Vemos coches cargados de barras de pan, que, supongo, van a las montañas, con sentido humanitario. Coches cargados de colchones que son para ayudar…
¿Cuáles son los siguientes pasos que van a dar en esta crisis?
La idea es que, una vez alcanzada la aldea a la que vamos, podamos hacernos con una moto para subir hasta la montaña y divisar otras aldeas que estén en situación similar, porque aquí no ha llegado nadie todavía. Cáritas es la primera ayuda que está llegando desde el temblor. Nos gustaría poder erigir esta aldea como campamento base desde el que ayudar a otros lugares cercanos que están en la misma situación. Aquí vivían 60 personas y todas las casas han quedado destruidas. A partir de mañana nos acercaremos a algunas organizaciones del Estado para coordinar toda la ayuda y ver qué se puede hacer, y actuaremos con el asesoramiento de los expertos de la Orden de Malta.
¿Cómo se acerca uno desde la Iglesia a alguien que está sufriendo una tragedia así? Recuerdo a un cooperante que, durante el terremoto de Turquía, afirmaba que le resultaba muy difícil decir dónde estaba Dios en esa masacre, pero que donde sí sabía que estaba era en los voluntarios y equipos de rescate…
Tiene razón, pero, sobre todo, yo diría que Dios donde está es en las personas que están sufriendo. El Señor vino al mundo y se identificó a sí mismo con estos pequeños, con niños, familias, seres vulnerables. ‘Lo que hiciste con el más pequeño, lo hiciste conmigo’, dice Jesús. Pues bien, aquí estamos Jesús, estamos en tu nombre y en representación de tu Iglesia.