El próximo día 21 de enero es el Domingo de la Palabra de Dios, instituido por el Papa Francisco en 2019 a raíz del Año de la Misericordia. El hecho de que haya un domingo dedicado a la Palabra no quiere decir que los demás domingos y días del año no lo sean. Todo lo contrario, el mensaje de este Domingo es que la Palabra de Dios es el alma que anima toda la vida cristiana, y que todo lo que la Iglesia y los cristianos hagamos ( ya sea catequesis, celebraciones, sacramentos, acciones caritativo-sociales, atención a los enfermos, presencia pública…), todo, tiene que estar impregnado por la Palabra de Dios.
Para el creyente, la Biblia no es un libro de historia para estudiar las antigüedades judías, ni una obra literaria para deleitarse en su lectura, ni un manual de moral para sacar normas y mandamientos; ni tampoco un catecismo donde encontrar todos los dogmas. Es mucho más que todo eso: la Palabra de Dios que ha hablado a los hombres como amigos, de muchas maneras y en muchas ocasiones, a lo largo de la historia, y al final ha pronunciado su Palabra definitiva en el Hijo. Por medio de él, sigue dialogando también hoy con nosotros: su Palabra nos anima si estamos decaídos, nos busca si andamos errantes, nos aconseja si tenemos que decidir, nos da fuerza si decaemos… En la Palabra encontramos la presencia viva del Señor, del Señor Jesús, anunciado por el Antiguo Testamento y predicado en el Nuevo. Ya decía San Jerónimo: “Desconocer la Escritura es no conocer a Cristo”, en cambio tener familiaridad habitual con la Palabra es tener trato frecuente con Jesús.
El lema del Domingo de la Palabra de este año es “Permaneced en mi Palabra” (Jn 8, 31). La perseverancia, la fidelidad, la permanencia en la Palabra es la respuesta de amor que Jesús nos pide para ser de verdad discípulos suyos. El Señor llamó a los apóstoles para que estuvieran con él. A tres de ellos les pidió que se quedaran con él en Getsemaní, los mismos que en el monte Tabor oyeron la voz del Padre: «Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo» (Mt 17,5).
Al Papa Francisco le gusta insistirnos en llevar con nosotros un ejemplar de bolsillo de los Evangelios. De modo que en cualquier momento del día podamos echar mano de él y leer un pasaje, un versículo. Descubriremos cómo el Señor habla y acompaña nuestra vida. Basta con que le demos cabida, que le demos entrada. También nos recomienda leer la Palabra de Dios en nuestros hogares, incluso poner la Biblia en un lugar destacado. Y lógicamente cada vez que nos reunimos en el nombre de Jesús no puede faltar la proclamación de su Palabra sea la que sea el propósito que nos convoque.
Los jóvenes de nuestra diócesis de Coria-Cáceres han puesto en marcha este año la iniciativa “Háblame”, que está siendo muy bien acogida. Se trata de un encuentro mensual en el Centro Diocesano de Jóvenes que está en la Casa de la Iglesia (Cáceres) para familiarizarse con la voz de Dios en sus vidas poniéndose a la escucha como el joven Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. La estructura es muy sencilla: se proclama un pasaje del Evangelio, uno de los jóvenes ofrece un breve comentario; seguidamente, cada participante escribe en un cuaderno lo que le dice a él el Espíritu, y finalmente se comparte con los demás. Y se termina con un aperitivo. La Palabra de Dios convoca, crea unión y es fuente de amistad entre los jóvenes.
Desde aquí quisiera invitar a todos los jóvenes a participar y a reunirse en cualquier parte de nuestra diócesis para rezar con la Palabra de Dios. La delegada de juventud, Castillo Abad, estará encantada de coordinar y animar esta iniciativa. Quien se quiera poner en contacto con ella, puede hacerlo en la siguiente dirección: dpj@diocesiscoriacaceres.es .
Con mi bendición,