“¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1,42)
- Ya conocemos la importancia de la bendición en la cultura hebrea. ¿No deberíamos aprender a bendecir a los demás, en lugar de maldecirlos?
- ¿Qué importancia y repercusión debería tener en nuestra cultura esa bendición “entre las mujeres”?
- Muchos cristianos critican a los católicos que muestran su devoción a María. ¿En ese contexto, qué pueden sugerir estas palabras de Isabel?
- También se proclama bendito al fruto del vientre de María. ¿Qué significa esa proclamación para nuestra fe?
- ¿No deberíamos alegraros por todos los que reconocen como una gracia la bendición de Jesús y de María?
- Ante la celebración de la Navidad, ¿cómo podemos proclamar que es una bendición para la humanidad el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador?
- ¿Percibo yo y agradezco la grandeza y la alegría que suponen esas dos bendiciones que pronuncia Isabel?