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El arzobispo de Sevilla publica una carta para los jóvenes: «No tengáis miedo»

José Ángel Saiz Meneses ha dedicado su última carta pastoral a los jóvenes, con el objetivo de ser una llamada a la esperanza y la acción

De los múltiples ámbitos en los que hoy estamos llamados a ser «nuevos misioneros», el arzobispo de Sevilla destacaba cuatro en su primera carta pastoral. De esos ámbitos citaba pobreza, cultura, el mundo de la comunicación y los jóvenes, a quienes ha dedicado su última carta pastoral. 

La finalidad de la Pastoral con Jóvenes es propiciar en ellos un encuentro con Cristo que transforme sus vidas. Partiendo de esta premisa, el arzobispo dedica la carta a los jóvenes, quienes tienen una percepción de la Iglesia «con sentimientos encontrados». 

La carta tienes tres partes, una primera en la que analiza la realidad de los jóvenes y su situación actual; la segunda, dedicada a los fundamentos sobre los que construir la vida en relación con Dios, con uno mismo, con los demás y con la creación; y, finalmente, una tercera parte, en la que monseñor Saiz presenta algunas perspectivas de futuro. 

Heridas de los jóvenes y del mundo actual

Entre las «heridas del corazón de los jóvenes», el prelado señala varias: el difícil presente e incierto futuro, la soledad -incluso cuando están rodeados de gente-, las ansiedades y depresiones, las adicciones de todo tipo en las que se ven atrapados no pocos jóvenes, y lo que el arzobispo califica como «tiranía de la apariencia, de la imagen». Llama la atención la «selfitis», un fenómeno que el arzobispo explica atendiendo al «abuso de los selfies, que la mayoría de las veces esconde una gran falta de autoestima y desemboca en una auténtica adicción».

Llamada a la esperanza

Termina la primera parte del documento con una llamada a la esperanza. Para ello parte de la necesidad de contemplar a Cristo en la cruz. Y aquí subraya que «el signo inequívoco del amor es el sacrificio, el dolor, el sufrimiento a favor de la persona amada». Además, presenta a María, «Madre de la esperanza», y afirma que «el ser humano -particularmente los jóvenes- necesita una esperanza creíble y duradera, que resista y supere las dificultades». En tercer lugar, habla de vocación y compromiso, y nos llama a promover sin complejos una cultura vocacional, «que conecte con sus inquietudes y pueda ayudar a saciar su sed de sentido, de felicidad y de compromiso».

En la segunda parte del documento, monseñor Saiz Meneses subraya que la verdadera fuerza de la juventud está en «la decidida y firme entrega a un ideal que los conduzca a la grandeza de la vida, a la santidad sin rebajas». En este sentido, afirma que los jóvenes son fuertes si viven «unidos a Jesús por la Palabra y los sacramentos».

Jóvenes llamados a la santidad

Desde la perspectiva de la Pastoral con Jóvenes, el prelado hace una llamada a la santidad, y advierte que «con la oración, movida por la gracia de Dios, y con la confianza puesta en Dios, se puede superar la tentación pelagiana y neopelagiana de pensar que los resultados dependen de nuestras capacidades y esfuerzos». A continuación, destaca que la santidad es «la meta de la vida cristiana». Pero, ¿cómo podrá un joven vivir santamente? Para esta pregunta tiene varias recetas. Además de los medios de santificación fundamentales, señala el aguante, la paciencia y la mansedumbre; también la alegría y el sentido del humor; la parresía –«confianza inquebrantable en la fidelidad de Cristo»-; la dimensión comunitaria; y, en quinto lugar, una profunda espiritualidad.

En este mismo capítulo, el arzobispo nos propone «construir la familia humana», y aquí pone en primera fila a los jóvenes, «por su vigor y porque son quienes protagonizarán la historia del mañana». Para ello, comienza señalando que todos somos hermanos, hijos de un mismo Padre. Aquí define la fraternidad como «una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional, y nos lleva a ver y a tratar a cada persona con sentimientos fraternales». «La fraternidad -además- se empieza a aprender en el seno de la familia». Eso sí, una verdadera fraternidad entre los hombres «supone y requiere una paternidad trascendente». 

Distintos ámbitos de compromiso para los jóvenes

Saiz Meneses dedica la última parte de la carta a exponer las ideas-fuerza de la JMJ de Lisboa. Reitera la figura de María como modelo para los jóvenes, y destaca que «Dios nos ama como somos», que Jesús es el camino, que en la Iglesia caben todos, la alegría de la misión, y, por último, «resplandecer, escuchar y no tener miedo». A continuación, señala distintos ámbitos de compromiso misionero para los jóvenes: familia, noviazgo, sexualidad, amigos, estudios, trabajo profesional, ocio, redes sociales, compromiso social y política.

La carta termina con un mensaje a los jóvenes, desde la experiencia vivida el pasado verano en Lisboa. Afirma que, a pesar de todas las dificultades, el encuentro con Cristo es «el acontecimiento más grande y más bello, el que cambia la vida, el que cambia el corazón y nos sitúa en un horizonte nuevo». «A vosotros, jóvenes, corresponde dar testimonio de la fe, aquí y ahora, y comprometeros a llevar a los demás el Evangelio de Cristo, camino, verdad y vida, en el tercer milenio; a vosotros corresponde construir una nueva civilización que sea la civilización del amor, de la justicia y de la paz».

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