En el aniversario del nacimiento de Don Bosco, el cardenal agradeció la labor de todos los miembros de la congregación y recordó los «milagros educativos» a los que asistió en sus viajes.
Tras toda una década de servicio, el cardenal Ángel Fernández Artime deja su cargo al frente de los Salesianos de Don Bosco. Lo anunció el pasado 16 agosto, tras celebrar el nacimiento del santo patrón de la orden en la localidad italiana de Becchi-Colle don Bosco en 1815.
Acompañado por autoridades eclesiásticas y civiles, numerosos salesianos y familiares, así como 375 participantes del Sínodo de los Jóvenes, el cardenal firmó su renuncia tras cumplirse el tiempo establecido por el decreto que rige su cargo. De conformidad con el artículo 143 de las Constituciones, el Vicario Don Stefano Martoglio asume el gobierno de la Sociedad hasta la elección del nuevo Rector Mayor durante el 29º Capítulo General convocado en Turín del 16 de febrero al 12 de abril de 2025.
En palabras recogidas por Vatican News, el ya ex Rector Mayor expresó en su despedida su profundo agradecimiento a Dios por los diez años y medio de servicio, durante los cuales la congregación, presente en 136 naciones, ha vivido momentos diversos afrontados con fe y esperanza. Agradeció especialmente la serenidad y fuerza proporcionada por Dios, que le permitió guiar con éxito la animación y gobierno de la congregación.
Confianza en el relevo del Vicario Don Stefano Martoglio
Reconoció la lealtad y dedicación de los dos Consejos Generales que le acompañaron durante su mandato, subrayando la importancia de su entrega y servicio para el éxito del proyecto común de la congregación, y destacó la figura de su sustituto temporal, Don Stefano Martoglio: «Confió en que su dedicación, optimismo y capacidad, junto con el apoyo del Consejo General, facilitarán el camino hacia el 29º Capítulo General».
En el emotivo momento de su despedida, Fernández Artime tuvo también palabras de agradecimiento para todos los hermanos salesianos en el mundo por su acogida, colaboración y generosidad, incluyendo a las Hijas de María Auxiliadora, los Salesianos Cooperadores y la Asociación de María Auxiliadora (ADMA). Destacó las visitas a 120 naciones, donde tuvo el privilegio de encontrarse con jóvenes, adolescentes, niños y niñas, y presenciar «milagros educativos» que transforman vidas.
El cardenal dedicó palabras de cariño a su familia de sangre por su apoyo incondicional. En especial agradeció a sus padres que lo acompañaran con amor y oración durante sus años de servicio, y le sirvieron puerto seguro y recordatorio de sus humildes orígenes.
El discurso concluyó reafirmando la protección y guía de Don Bosco y María Auxiliadora sobre la congregación, confiando en su continua intercesión y apoyo.
