«Dios nos ha traído a Lisboa para evangelizar. Evangelizar es mostrar el rostro, la persona, el mensaje de Jesús, verdad, camino y vida para los hombres y mujeres de todos los tiempos. Y para ello el Señor cuenta con vosotros, cuenta contigo y conmigo. ¿Cómo hacerlo? Con palabras y obras. Y, especialmente, con las obras de caridad, de entrega a los más pobres y necesitados. Necesitados de bienes materiales, culturales y espirituales. Hay mucha hambre de paz, de cultura y de Dios».
Esta es una de las invitaciones que el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, ha realizado esta tarde en una Eucaristía en Estoril con los españoles que van a participar en la JMJ. La celebración es el centro del encuentro organizado por la Pastoral de Juventud de nuestro país, que ha incluido momentos para los testimonios y un festival de música. Una misión, ha dicho durante la homilía, que está ligada al camino sinodal propuesto por el Papa Francisco, cuya meta y recorrido, es, precisamente, la evangelización.
En segundo lugar, el purpurado ha preguntado a los jóvenes si realmente llegan a la JMJ con el deseo de encontrar a Dios o de dejarse encontrar por él. Y ha advertido: «Si no lo deseas de verdad, no lo encontrarás y volverás vacío a tu casa. Esta JMJ es un momento de gracia. Abre tu corazón de par en par al Señor y déjate llenas de su gracia y amor».
Al hilo de la festividad que se celebra este lunes, la de san Ignacio de Loyola, Omella ha recordado que el fundador de la Compañía de Jesús también buscaba a Dios sin saberlo, pues quería la felicidad. «La buscaba leyendo libros de caballerías mientras se recuperaba de la pierna rota en la batalla de Pamplona. Y se dio cuenta de que la alegría que sentía después de leer la vida de los santos era distinta. Esa alegría duraba más y eso le llevo a buscar esa fuente de felicidad que es Dios. Sintió y descubrió que para encontrar a Dios, para dejarse encontrar por él, tenía que despojarse del hombre viejo, del hombre pecador y empezar una nueva vida», ha añadido. Como san Ignacio, ha continuado, quizás los jóvenes vivan algo parecido y busquen la felicidad plena, pero puede haber cosas que impiden dejar que entre.
El cardenal Omella ha concluido la homilía con una nueva referencia a san Ignacio y con los consejos que este dio a san Francisco Javier cuando el segundo partió a la misión: «A grandes empresas vas / y no hay peligro más cierto / que este de que, arrebatado / por el afán del suceso, / se te derrame por fuera / lo que debes guardar dentro». Una oración en la que recuerda que «la vida interior importa / más que los actos externos; / no hay obra que valga nada / si no es del amor reflejo» o que «cada mañana tendrás, / con la Señora, algún tierno / coloquio, donde le digas / esos dolores secretos».