El obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha publicado este lunes una carta pastoral después de que la semana pasada se diese a conocer la detención y encarcelamiento de un sacerdote por agredir sexualmente a varias mujeres. Un suceso que el prelado ha rechazado: «Reiteramos nuestra repulsa y condena más profunda y contundente contra cualquier tipo de vejación o abuso a la mujer».
Catalá asegura en la misiva que desde que se conocieron los hechos trataron siempre de actuar «con recta conciencia para hacer, en la medida de nuestras posibilidades, todo el bien posible».
Así, detalla las medidas tomadas hasta el momento: «Durante los primeros días hemos afrontado la dura realidad, publicando notas de prensa clarificadoras y estudiando y llevando a cabo las medidas que estos actos exigen, tanto desde el ámbito canónico como civil. Por ello hemos decidido que el Obispado se persone como perjudicado, en calidad de acusación particular. Y, además, hemos iniciado el procedimiento para la expulsión del estado clerical de dicho sacerdote, según la normativa canónica».
Además, el titular de la sede episcopal de Málaga recuerda la importancia de la oración, pues «es fundamental en nuestra vida cristiana y sacerdotal» y sin la cual «no somos capaces de afrontar las asechanzas del diablo ni ejercer adecuadamente nuestro ministerio».
También pide a los sacerdotes que reflexionen sobre el ministerio sacerdotal y sobre el testimonio cristiano. Y agrega: «Nuestro presbiterio debe salir más reforzado y unido de esta dura prueba, que, como toda dificultad, puede convertirse en una oportunidad de purificación y conversión, tanto personal como comunitaria. Hemos sido llamados por el Señor a una alta misión y no debemos poner en peligro nuestro ministerio».
La misiva concluye con una petición de perdón «por lo que no hayamos hecho bien como comunidad cristiana, por ignorancia o por falta de vigilancia» y, especialmente, «por los pecados de violencia y abuso contra la mujer». «Pedimos también por los privados de libertad, por el sacerdote detenido y por los voluntarios de prisiones que los acompañan».