«Lo necesitamos en la Iglesia, donde, en lugar de dividirnos según nuestras ideas, estamos llamados a volver a poner a Dios en el centro», ha dicho Francisco en la Eucaristía en la fiesta de la Epifanía.
El papa Francisco ha pedido a toda la Iglesia que se acerque a la realidad desde el cielo, desde la fe, para poner así a Dios en el centro y evitar la tentación de las ideologías. Y lo ha hecho en la Eucaristía en la fiesta de la Epifanía y poniendo como ejemplo a los Reyes Magos que, precisamente, hicieron eso: tener los ojos fijos en el cielo y los pies en la tierra.
De hecho, en la homilía ha insistido en que el viaje de los Magos es el mismo que el del ser humano, donde descubren en los Alto la señal para acercarse al Mesías. «Si vivimos encerrados en los estrechos confines de las cosas mundanas, si marchamos con la cabeza baja rehenes de nuestros fracasos y arrepentimientos, si estamos hambrientos de bienes y consuelos mundanos en lugar de ser buscadores de luz y amor, nuestra vida se apaga», ha indicado.
Por eso, ha pedido no detenerse ante las dificultades y continuar el camino para vivir en la comunión y la concordia. La meta es un Dios infinitamente grande que se ha revelado pequeño. «Hace falta sabiduría, hace falta asistencia del Espíritu Santo para comprender la grandeza y la pequeñez en la manifestación de Dios».
Y ha continuado: «Al Dios que viene a visitarnos no se lo encuentra quedándose quieto en alguna bella teoría religiosa, sino poniéndose en camino, buscando los signos de su presencia en las realidades cotidianas y, sobre todo, encontrando y tocando la carne de nuestros hermanos. Contemplar a Dios es hermoso, pero solo es fructífero si asumimos riesgos, el riesgo del servicio es el de llevar a Dios»