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El Papa Francisco aprueba la beatificación del cardenal argentino Eduardo Pironio

El Santo Padre ha reconocido el milagro ocurrido por intercesión del purpurado que realizó las Jornadas Mundiales de la Juventud nacidas de la intuición profética de Juan Pablo II

El cardenal argentino Eduardo Pironio se convertirá en beato. El Papa Francisco ha reconocido el milagro atribuido a su intercesión durante la audiencia de este miércoles. De esta forma se autoriza la promulgación de los Decretos sobre las virtudes heroicas de un sacerdote rogacionista, Giuseppe Marrazzo, y dos fundadoras de Congregaciones religiosas, Eliswa de la Santísima Virgen María Vakayil y Maria Francesca Foresti. Los tres se vuelven venerables.

La fe aprendida de mamá, la capacidad de amar

Entre los participantes en el Concilio Vaticano II como «experto», durante mucho tiempo profesor, luego estrecho colaborador de Wojtyla que lo quiso como presidente del entonces Pontificio Consejo para los Laicos, Pironio, nacido en Nueve de Julio (Argentina) en 1920, ordenado sacerdote en 1943, fue una figura muy querida en su Argentina, en la Curia romana, en el mundo. También merezco lo que los que lo conocieron definieron la capacidad de hacer que todos se sintieran amados. Un fruto, probablemente, de esa fe que – dijo Juan Pablo II en la homilía de las exequias – el futuro beato había aprendido «sobre las rodillas de su madre». Una fe, pues, «transmitida en dialecto», usando una típica expresión del Papa Francisco.

El recuerdo del arzobispo Bergoglio

Precisamente Jorge Mario Bergoglio, entonces provincial de los jesuitas, conoció personalmente a Pironio como obispo auxiliar de Mar del Plata (1964-1972). El arzobispo de Buenos Aires participó también en el V Encuentro nacional de sacerdotes organizado por la Conferencia episcopal argentina centrado en el testimonio sacerdotal del purpurado, en el décimo aniversariode su desaparición. Y en una entrevista posterior dijo de Pironio: «Cuando hablabas con él siempre te daba la sensación de que se sentía el peor hombre del mundo, el peor pecador. Te abría un panorama de santidad desde su profunda humildad. Te abría horizontes, experimentabas que nunca cerraba las puertas a nadie, incluso a la gente que él sabía que no lo entendía».

El milagro

En cuanto al milagro atribuido a su intercesión, se trata de la curación milagrosa de un niño de un año y medio, Juan Manuel, intoxicado por la inhalación del polvo de porina utilizado por su madre para trabajos de restauración. El niño la había aspirado e ingerido involuntariamente, lo que le había causado un síndrome de angustia respiratoria aguda (SDS). Fue llevado urgentemente al hospital en condiciones “graves”, pronto transferido a Cuidados Intensivos. Para los médicos estaba a punto de morir. Era el 2 de diciembre de 2006 y ese día se celebraba la llamada “Marcha de la Esperanza”, iniciativa ideada por Pironio. Para la ocasión el párroco había distribuido un folleto con el testamento espiritual del cardenal. Los padres del pequeño, a partir de ese momento, comenzaron a pedir su intercesión, recitando la oración que figura en el folleto. La madre también había invitado a otras personas a unirse a la solicitud. Dos días después ya se notaron las primeras mejoras. Cinco días después, el niño estaba reactivo, lúcido, con respiración espontánea. El 13 de diciembre fue dado de alta del hospital. Se ha identificado «el nexo causal entre la invocación y la curación rápida, completa y duradera, no explicable científicamente».

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