El Papa Francisco sigue con dolor la situación en Tierra Santa tras el ataque terrorista de Hamas y la repuesta militar de Israel. Ya lo manifestó el domingo 8 de octubre al final de la oración mariana del ángelus, llamó en un par de ocasiones al párroco de Gaza y ha vuelto a referirse a la escalada de violencia en la audiencia general de este miércoles.
«Tantas personas asesinadas, tantas heridas…», ha dicho, para, a renglón seguido, rezar por todos aquellos que celebraban un día de fiesta que se tornó en luto y pedir la liberación inmediata de los rehenes. Tras afirmar que los que son atacados tienen derecho a defenderse, ha añadido estar «muy preocupado por el asedio total bajo el que viven los palestinos en Gaza, donde también ha habido muchas víctimas inocentes».
«El terrorismo y los extremismos no ayudan a alcanzar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, sino que alimentan el odio, la violencia y la venganza y solo hacen sufrir a unos y otros». Por último, ha señalado que «Oriente Medio no necesita la guerra, sino la paz, una paz construida sobre la justicia, el diálogo y el valor de la fraternidad». Y ha concluido con un rato de silencio.
Catequesis sobre santa Josefina Bakhita
Según informa Vatican News, en el camino de catequesis sobre el celo apostólico, el papa Francisco se ha inspirado en Josefina Bakhita, una santa sudanesa secuestrada de su familia a los 7 años y esclavizada. Los sufrimientos físicos y morales de los que fue víctima de pequeña la dejaron sin identidad. «Sufrió malicias y violencias: en el cuerpo llevaba más de 100 cicatrices. Pero ella misma testimonió: «Como esclava no me desesperé nunca, porque sentía una fuerza misteriosa que me sostenía»».
A menudo, una persona herida «a su vez hiere», constató el Santo Padre, y el oprimido «se convierte fácilmente en opresor». Sin embargo, «la vocación de los oprimidos» como santa Bakhita, «es la de liberarse a sí mismo y de los opresores, convirtiéndose en restauradores de humanidad».
«Cuando entramos en la lógica de la lucha, de la división entre nosotros, de los sentimientos malos, uno contra el otro, perdemos humanidad. Y tantas veces pensamos que tenemos necesidad de humanidad, de ser más humanos. Más humanos. Y este es el trabajo que nos enseña santa Bakhita: humanizar, humanizar a nosotros mismos y humanizar a los demás», ha recalcado.