El papa Francisco se ha reunido este lunes con miembros de Ceprome Latinoamérica, un equipo multidisciplinar que trabaja para que la Iglesia sea un lugar seguro para menores. Durante el encuentro les ha recordado que los abusos que han golpeado a la Iglesia «no son más que un pálido reflejo de la triste realidad que abarca a toda la humanidad y sobre la que no se presta la necesaria atención». Del mismo modo, ha advertido ante la tentación de decir que los casos no son muchos. Y ha agregado: «Si fuera uno solo, ya sería escandaloso, uno solo, y son más de uno».
En cualquier caso, ha reconocido que la Iglesia avanzó «bastante» en este camino gracias a figuras, y lo ha citado expresamente, como el cardenal de Boston. «Es necesario también que esto sea un trabajo significativo para la sociedad, de modo que los pasos y las conquistas de la Iglesia en este camino puedan ser un acicate para que otras instituciones promuevan esta cultura del cuidado», ha agregado.
También ha dicho que esta tarea no solo se afronta con la mera aplicación de protocolos, sino también con la confianza en Jesús a través de la oración. De hecho, ha invitado a contemplar en Jesús a todos aquellos que han sido ultrajados para sentir su dolor. «Dialoguemos con Jesús, escuchemos esa palabra que nos perdona, que nos sana, que nos redime, a todos. Él no asumió el pecado del mundo para condenarlo, sino para salvarlo, y nos enseñó que no hay amor más grande que el que da la vida», ha continuado.
Finalmente, Francisco ha puesto encima de la mesa una cuestión que le preocupa: la pornografía infantil. «Lamentablemente, pagando una cuotita, ya lo pueden tener en el teléfono. ¿Dónde se hace esta pornografía infantil? ¿En qué países se hace? Nadie lo sabe. Pero es la criminalidad puesta al servicio de cada uno a través de sus telefonitos. Por favor, hablemos de esto también. Estos niños son víctimas sofisticadas de la sociedad de consumo», ha concluido.