El pasado mes de noviembre se celebró en Madrid el Congreso Católicos y Vida Pública, en el que tuve la fortuna de dirigir uno de los talleres bajo el título de El significado de la evangelización en la historia de España. Debatimos qué ha supuesto el cristianismo en la historia de nuestro país y cómo esto se expresó en la labor misionera en América. La conversación se articuló sobre cuatro puntos.
Cristianismo y evangelización
La evangelización forma parte esencial del mensaje cristiano. Fue el propio Jesús quien dijo a sus discípulos «id y predicad el Evangelio». Es la puesta en práctica del mandato fundamental de Cristo: amarás al prójimo como a ti mismo; si el mayor logro para una persona es el de salvar su alma, el mayor acto de amor hacia el prójimo es ayudarles a que salven las suyas.
Formación histórica de España
Por su peculiar trayectoria histórica, España es una nación en la que el cristianismo es un elemento sustancial de su identidad cultural y de su propia existencia. Esto por una doble causa: primero, la conversión de los visigodos al catolicismo permitió la conformación del reino godo como una única comunidad; segundo, la Reconquista definió el cristianismo como rasgo de identidad de los reinos españoles.
Pero no caigamos en el error de considerar esa identidad cristiana desde una interpretación nacionalista, como un rasgo esencialista de españolidad, sino que debemos entenderla como el marco de principios que articulan la sociedad y la cultura hispanas.
La labor evangelizadora de España
La incorporación de las Indias tras el Descubrimiento tuvo un carácter misional desde sus inicios. No fue una mera consecuencia de la expansión territorial; al contrario, es el motor fundamental de la misma.
Esta expansión no se limitó a la anexión de los nuevos territorios, sino que encontró su verdadero sentido en la integración de los habitantes del Nuevo Mundo. Una asimilación en la que el fundamento primordial es la evangelización, donde lo que importa es su entrada en la fe verdadera, no su asimilación de las costumbres peninsulares. En expresión propia de la época, «no hay que quitarles sus costumbres: hay que bautizarlas». El resultado es esa comunidad y esa cultura mestiza que forman la Hispanidad, a la que pertenecemos con orgullo.
El reto evangelizador de España
La situación en nuestros días es distinta. Vivimos en un mundo secularizado, y hemos de entender lo que esto significa: una descristianización de nuestro entorno. Debemos, por tanto, actualizar el mandato evangélico de Cristo asumiendo la necesidad de re-evangelizar nuestra sociedad Occidente en general, y España en particular, son hoy tierras de misión. Esta nueva evangelización de la que tanto habló san Juan Pablo II tiene un cauce fundamental en la vivencia comunitaria de la fe, necesaria para que, en lo personal, podamos mantenernos fieles en un mundo adverso, y, socialmente, podamos contribuir mejor a la recristianización de la sociedad, manteniendo nuestra herencia cristiana como una tradición viva que transmitir a los demás.