Durante la apertura de la Asamblea anual de Escuelas Católicas, Pedro Huerta ha denunciado que la financiación de la concertada es cada vez más «insuficiente y vergonzante» y que se está convirtiendo a directores de centros y docentes en burócratas
El secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta, ha presentado este jueves ante la Asamblea anual de la institución el trabajo realizado durante el último año, ocasión que ha aprovechado para realizar algunas reivindicaciones —se están convirtiendo ya en históricas— de la escuela concertada católica.
Una de ellas es la adecuación de los módulos de concierto al coste del puesto escolar, que habría que actualizar. En estos momentos, según Huerta, la financiación de este modelo de escuela es «insuficiente y vergonzante».
Del mismo modo, ha denunciado la aparición de nuevas normativas y protocolos, no estrictamente educativos, pero que se imponen a los centros, con el consiguiente aumento de la burocracia. Ha citado, por ejemplo, los coordinadores de bienestar, los protocolos LGTBIQ+, el cumplimiento normativo, los planes de igualdad, el registro de la jornada…
«Convenimos en que los centros educativos deben incorporar protocolos y herramientas para prevenir la desigualdad y los abusos, pero no a cosa de nuevas normativas en las que muchas veces ni siquiera participa el Ministerio de Educación. Se burla el diálogo y el consenso, convirtiendo a los equipos directivos de los centros y a los docentes en burócratas más que en educadores», ha sentenciado ante una representante del Ministerio de Educación y varios obispos, entre ellos, el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, y el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán.
En su opinión, se les obliga a asumir responsabilidad, pero «no se suma nada a las partidas presupuestarias que garanticen su implantación». «Ya está bien. Exigimos diálogo y consenso. Exigimos respeto por nuestro ideario y por un proyecto elegido por las familias que optan mayoritariamente por nuestro modelo educativo de identidad católica y que se basa en una antropología cristiana que cuida, protege y acompaña», ha sentenciado.
Por otra parte, ha recalcado el compromiso de Escuelas católicas con el Pacto Educativo Global impulsado por el Papa y enumeró los proyectos concretos a través de los que la institución cuida, acompaña y forma.
Catolicidad y sinodalidad
Finalmente, el religioso trinitario planteó dos cuestiones fundamentales para los centros católicos: la catolicidad y la sinodalidad. «La construcción de la catolicidad de nuestras escuelas tiene que moderarse por la vida misma de Dios, entendida de forma trinitaria, que es unidad y diferencia», ha dicho sobre el primer desafío.
Y ha completado su intervención con una reflexión sobre la el segundo aspecto, la sinodalidad, y ha pedido que se creen espacios de colaboración para que la presencia de la escuela católica no disminuya. «Es muy triste, incluso pecado, que se produzca una disminución por no saber trazar puentes entre nosotros, por obcecarnos en competir y defender solo lo que consideramos propio», ha concluido.