Fernando Cordero, consejero general de los Sagrados Corazones presenta la novela ‘El Tren azul’, inspirada en su experiencia en el colegio Padre Damián de Barcelona
El consejero general de los Sagrados Corazones ha presentado en Madrid su novela ‘El tren azul’ tras pasar por Barcelona, donde se ha dado un baño de masas entre sus antiguos alumnos. Ellos han inspirado el contenido de esta historia y se han convertido en los mejores críticos del autor, que escucha sus opiniones encantado. Minutos antes de la presentación ha atendido a ECCLESIA.
Has escrito muchos libros pero esta es tu primera novela. ¿Cómo surge?
Bueno en realidad es la segunda. La primera es Las aventuras del Mogote, que editó Paulinas, y es una novela para jóvenes. Esta es la primera para adultos. Fue un impulso, yo ahora mismo vivo en Roma, pero antes estuve cuatro años en Barcelona, en un colegio. Y este libro es el resultado del impulso de lo que yo viví esos años en ese centro educativo. También pienso que normalmente las novelas y las series que se hacen del ámbito educativo la hace gente que no tiene nada que ver con el ámbito educativo.
Esto es una novela desde dentro de la escuela cristiana y también es un laboratorio de la sociedad. He exportado la experiencia que yo tuve en el colegio Padre Damián de Barcelona de una manera novelada, pero algunos personajes y algunas situaciones sí que son reales, el propio tren azul. A uno de los personajes le gustaba mucho el tren que serpentea por la Cerdaña. Este personaje muere y en la homilía el sacerdote habla de que le gustaba mucho el tren amarillo. Ese amarillo representa lo limitado, lo contingente, nuestra vida humana, que ahora se transforma en el cielo azul, en la vida futura. Pero no es solo la transformación hacia el futuro, sino que también en la cantidad de posibilidades de nuestra vida en que podemos convertir lo amarillo en azul. También las limitaciones, las heridas, la falta de amor, se pueden transformar. Hay un juego con los colores, aunque hay gente que piensa que hay un error en la portada, pero no hay un error. Es una provocación y también he querido respetar que el tren es amarillo y no hacer con Photoshop con el azul.
Te has basado en las vivencias en el Padre Damián, pero el público al que va dirigido, no son los alumnos, ¿no?
El público pueden ser los alumnos de Bachillerato, gente joven, gente adulta. Va destinado al público en general, a gente creyente, pero también a gente que esté en búsqueda. Tiene tres partes que son las tres puertas de la Sagrada Familia, el Nacimiento, la Pasión y la Gloria. Está muy presente la figura de Gaudí, su arquitectura. La Sagrada Familia da pie a la estructura del libro, aunque luego las escenas sucedan en el colegio. También interviene el arzobispo de Barcelona, aparece el Papa en dos capítulos e incluso hay un nombramiento de un obispo auxiliar. Es una novela que está muy imbuida de todo el espíritu sinodal al que nos emplaza el Papa Francisco.
Se cuenta la historia de un profesor que venía de Camerún y que tuvo que salir de su tierra porque lo iban asesinar por ser homosexual. Llega a España y se convierte en profesor de inglés en ese colegio. Entonces empieza una la relación con el director de la televisión de Sabadell y ahí tiene que intervenir el arzobispo, porque el profesor de inglés, Abel, es profundamente creyente y el otro no es creyente, pero le contagia la fe. Es muy bonito como el cardenal de Barcelona acoge también a estas personas. No desvelo más lo que sucede. Se muestra esa Iglesia que acoge a todos, que está, que acompaña el dolor, que acompaña la enfermedad, que acompaña a los más necesitados y que acompañan también a los jóvenes y a las familias.
¿Es la literatura una forma de evangelización?
Yo creo que sí, porque las personas hoy necesitan de narrativas. Y más que soltar un rollo teológico -y yo he hecho muchos libros más de ensayo de espiritualidad- pero este libro está imbuido en espiritualidad. También en el espíritu de Gaudí, en la espiritualidad de los Sagrados Corazones, que la del amor de Dios. Narra historias que son muy actuales, con la música de Taylor Swift, con música de autores catalanes, con aplicaciones de móvil.
Utiliza un lenguaje muy actual y hay jóvenes muy enganchados que se lo están leyendo. Otro tipo de literatura no se lee tanto. Está teniendo mucho gancho también para gente que no pertenece a la Iglesia, pero que están en búsqueda. Se están subiendo al tren, que es el objetivo también del libro.
¿Echas de menos la enseñanza en Barcelona?
Pues sí, yo llevo seis años en Roma y soy andaluz, pero aprendí a hablar catalán y también me gusta mucho la cultura catalana. Yo estoy agradecidísimo, tengo grandes amigos allí y soy muy feliz cuando voy a Barcelona y cuando voy a Cataluña y luego me atienden siempre súper bien tanto la prensa como los profes. Puedo decir que tengo parte del corazón en Cataluña. Crecí con esa con esa vivencia y luego sigo conectado y colaborando con algunos medios catalanes.
¿En qué te ayudaron los alumnos a entender la sociedad actual que reflejas en el libro?
Yo aprendí mucho de la escucha. Muchas veces, más importante que el rollo que tú sueltas en clase es escucharlos, reírte con ellos. Me llegué a aprender todos los jugadores del Barça, yo soy muy poco de fútbol. Pero claro tú haces cosas porque quieres a la gente, porque quieres estar más cerca de ellos y porque ellos también te dan una serie de claves de lo que es la sociedad actual que yo diría que que te lo regalan. Por el contacto directo en el día a día, por acompañarnos los días que están peor, por decirles una palabra, por reírte con ellos. Estoy muy agradecido. Eso sí que lo echo de menos, a mis alumnos, que ahora son exalumnos, con muchos tengo contacto. Y ahora estos días los he podido ver en Barcelona.