El Santo Padre mantiene un encuentro con las nuevas generaciones del país en el que advierte sobre «los vicios y los vendedores de felicidad por media hora» y llama a «mantener la alegría», porque «un joven que no sueña es un jubilado de la vida»
El Papa ha instado hoy, en el contexto de su viaje por Asia y Oceanía, a los jóvenes de Timor Oriental a que «no dejen de sonreír» y a que «no pierdan el entusiasmo de la fe». En su encuentro con las nuevas generaciones mantenido este miércoles en Dili, el Pontífice ha querido alertar a los asistentes sobre «lo que tira abajo a un joven: los vicios». Así, les ha pedido que «estén atentos, porque vienen aquellos que se llaman vendedores de felicidad y te venden la droga, te venden tantas cosas que te dan felicidad por media hora, nada más», suscitando una complicidad con el auditorio: «Ustedes conocen esto mejor que yo».
«Un joven tiene que soñar», ha proseguido. «Y, ¿cómo se hace, padre, para soñar? ¿Se bebe alcohol?», se ha preguntado. «No, si haces eso vas a tener pesadillas. Los invito a soñar, a soñar cosas grandes. Un joven que no sueña es un jubilado de la vida», se ha respondido. Avanzando en su intervención, el Papa ha querido rescatar y valorar el dicho local en lengua tetum «ukun rasik-an», que viene a significar «tener la capacidad de gobernarse a sí mismo». Así, Francisco ha reflexionado sobre qué son «los jóvenes (…) que no son capaces de vivir el “ukun rasik-an”». «Son dependientes. Quien no se gobierna a sí mismo es esclavo», ha proseguido. «Y, ¿de qué puede ser esclavo un joven? Del pecado, del celular. De su propio deseo, [de] creerse omnipotente (…) La arrogancia».
Por todo lo anterior, el Santo Padre ha querido dar dos consejos a los jóvenes congregados en torno a sus palabras: «Hagan lío, respeten a los ancianos y que Dios les conserve siempre esta alegría». «¿Saben cuál es una de las riquezas más lindas, más hermosas, que tiene una sociedad?», ha interrogado. «Los dos tesoros más grandes que tiene una sociedad son los niños y los abuelos. Ustedes, jóvenes [son una riqueza] y la otra punta son los ancianos, pero son los abuelos —son los ancianos— los que les dan sabiduría a los jóvenes». Por eso, ha continuado «una sociedad que tiene tantos niños, como la de ustedes, tiene que cuidarlos. Y [una sociedad] que tiene tantos ancianos, que son la memoria, tiene que respetarlos y cuidarlos (…) Por favor, cuiden a los niños y cuiden a los abuelos, ¿de acuerdo?», ha implorado.
En este sentido, ha recordado a los presentes que «ustedes son herederos de aquellos que los precedieron fundando esta nación. Por eso, no pierdan la memoria». Porque en Timor Oriental, «en este país tan sonriente tienen una historia maravillosa: de heroísmo, de fe, de martirio y, sobre todo, de perdón y de reconciliación».
«Sean ustedes herederos de la historia tan linda que los precedió (…) y llévenla adelante», ha continuado. «Tengan coraje y, si se pelean, reconcíliense. Yo les agradezco todo lo que ustedes hacen por la patria, por el pueblo de Dios. Tenemos que amarnos más allá de toda diferencia étnica o religiosa. ¿Entendieron esto? Reconciliación, convivencia con toda diferencia, esto es importante», ha agregado.
En este sentido, el sucesor de Pedro ha preguntado a los jóvenes si en Timor Oriental existe esa lacra llamada bullying o acoso a los menores. «El bullying es una actitud por medio de la cual se aprovechan del más débil. Porque es feo, porque es gordo, porque camina mal, pero siempre es una actitud fea porque usa la debilidad de los demás. Aquí, en Timor-Leste, ¿hay bullying? Por favor, de ahora en adelante no más bullying», ha suplicado.
Por último, Francisco ha querido hacer referencia a «un valor que tienen que aprender, la fraternidad. Ser hermanos, no ser enemigos». Porque «sus mayores, sus padres y sus abuelos, quizás con ideas diversas, fueron hermanos». Y ha alertado sobre la actitud de que «si yo soy de esta religión y tú eres de esta otra religión, nos vamos a pelear». «Esto no es así, hay que respetarse. Repitamos esa palabra: respetarse», ha advertido.