Tras una jornada de descanso en Mongolia, el papa Francisco ha comenzado su viaje apostólico con la preceptiva reunión con los dirigentes del país y un encuentro con autoridades, sociedad civil y cuerpo diplomático, al que dirigió su primer discurso. En él, valoró la contribución de Mongolia a la paz mundial y su apuesta por la libertad religiosa.
«Mongolia no es solo una nación democrática que lleva adelante una política exterior pacífica, sino que se propone realizar un papel importante para la paz mundial. Además, la pena capital ha desaparecido de vuestro ordenamiento judicial», ha afirmado, según recoge Vatican News.
El Pontífice ha deseado que las nubes de la guerra se disipen y surja «la firme voluntad de una fraternidad universal en la que las tensiones se resuelvan sobre la base del encuentro y del diálogo». También ha reclamado que se garantice a todos los derechos fundamentales.
Francisco, que articuló su discurso en torno a las ger, también ha dicho que el país ha sabido alzar los ojos al cielo y tener «una actitud de dócil apertura a las enseñanzas religiosas». «Es hermoso que Mongolia sea un símbolo de libertad religiosa», ha añadido.
En este sentido, ha recalcado la profunda espiritualidad del pueblo mongol, basada en el silencio y la interioridad, que opta por lo esencial y por desvincularse de lo que no lo es. En este sentido, ha advertido ante el espíritu consumista que domina hoy en el mundo, que es fuente de injusticias.
Antes de referirse a la pequeña comunidad católica de Mongolia, el Papa ha hablado de dos temas de dos temas: el cuidado de la creación y la corrupción. Sobre esta segunda cuestión, ha afirmado que es una amenaza seria para el desarrollo de cualquier grupo humano: «Empobrece países enteros».
«Lo que para nosotros cristianos es la creación, es decir, el fruto de un benévolo designio de Dios, ustedes nos ayudan a reconocer y a promover con delicadeza y atención, contrastando los efectos de la devastación humana con una cultura del cuidado y de la previsión, que se refleja en políticas de ecología responsable», ha dicho sobre la primera.
Finalmente, ha remarcado la contribución de la comunidad católica al progreso del país. «Son signos del deseo de compartir la propia obra con el pueblo mongol, que es su pueblo, en espíritu de servicio responsable y fraterno», ha puntualizado. Ha destacado, en concreto, su difusión de la solidaridad, la cultura del respeto por todos y la cultura del diálogo interreligioso. También su implicación en la justicia, la paz y la armonía legal.