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Papa Francisco con la Pontificia Academia para la Vida

Francisco apuesta por integrar la tecnología en una cultura de la humanidad

Ha recibido este lunes a los participantes en la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida

Qué es un ser humano. El papa Francisco ha vuelto a plantear esta cuestión, «antigua y siempre nueva», y que los «sorprendentes recursos de las nuevas tecnologías vuelven a proponer de forma aún más compleja». Lo ha hecho en su discurso a los participantes en la asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, que se celebra desde este lunes y hasta el miércoles en torno a la cuestión Humanidad. Significados y desafíos.

En su línea de acercamiento a los retos que plantea la llamada inteligencia artificial, sin tintes apocalípticos, el Santo Padre ha recordado que «no es posible estar a priori a favor o en contra de las máquinas y las tecnologías, porque esta alternativa, referida a la experiencia humana, no tiene sentido».

En este sentido, ha señalado que no es «plausible» distinguir entre procesos naturales y procesos artificiales, donde los primeros son los únicos «auténticamente humanos», mientras que los segundos son «ajenos o incluso contrarios a lo humano». La solución, por tanto, pasa por integrar el conocimiento científico y tecnológico en un horizonte de sentido más amplio.

Sobre el camino que parece estar tomando la inteligencia artificial de intentar «reproducir al ser humano con los medios y la lógica de la técnica», lo asemejó al muy antiguo relato bíblico de la Torre de Babel, si bien entendido no como un «castigo destructivo», sino como una «bendición propositiva» de Dios, pues la multiplicidad de lenguas bien podrían interpretarse como un intento de corregir la deriva hacia un «pensamiento único». De esta forma, los hombres reconocen sus propios límites y son capaces de apreciar los del otro.

En su escrito, el Papa también observa en los adictos a la tecnología la eterna tentación de «sentirse protagonistas de un acto creador» semejante al divino, y por ello apela al discernimiento para «desarrollar una cultura que, integrando los recursos de la ciencia y de la técnica, sea capaz de reconocer y promover al ser humano en su irrepetible especificidad».

En este sentido, Francisco ha reivindicado el hecho de que «el cristianismo ha ofrecido siempre importantes aportaciones, tomando de cada cultura en la que se ha insertado las tradiciones de sentido que encontraba inscritas» para después, sirviéndose de los recursos lingüísticos y herramientas conceptuales, «reinterpretarlas a la luz de la relación con el Señor, que se revela en el Evangelio».

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