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Francisco, el joven que se confesó con el Papa, a ECCLESIA: «Ha sido lo más cerca del cielo que he estado»

El papa Francisco comenzó su agenda pública de este viernes con una parada en el Parque del Perdón, a donde los jóvenes que participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) acuden cada día para recibir el sacramento de la reconciliación. Allí, confesó a tres jóvenes: a Samuel, de Italia; a Yesvi, de Guatemala; y a Francisco, de España.

Francisco Valverde, de 21 años y natural de Córdoba, lleva desde el pasado 13 de marzo en Lisboa. Forma parte del grupo de voluntarios. De hecho, dejó los estudios de Comunicación momentáneamente y también su trabajo en el mundo inmobiliario para echar una mano en la preparación de la JMJ. Se incorporó al Departamento de Finanzas, donde ha trabajado como administrativo. La invitación le llegó de la Subcomisión Episcopal para los Jóvenes y la Infancia a través de su diócesis. Fue una de las respuestas de la Conferencia Episcopal Española (CEE) a la petición de ayuda desde Portugal.

Han pasado apenas unas horas desde que se encontró con el papa, pero todavía recuerda los nervios de la espera y los intentos por hacer bien el examen de conciencia entre tanta gente y medios de comunicación. «Es difícil encontrar la concentración, pero intenté perfilar lo que iba a decirle a Francisco». Él fue el primero en confesarse. Así que, nada más llegar el papa y saludarlos desde la distancia, se dirigió a uno de los confesionarios, elaborados en tres cárceles portuguesas.

Lo primero que hizo fue saludar. «Buenos días, santo padre», le salió espontáneamente. Luego ya se metió en faena. «Al ver la sonrisa del papa me sentí como en casa. No experimenté presión por estar ante Francisco. Para nada. Ha sido algo increíble, los nervios se han quedado atrás», asegura en entrevista con ECCLESIA.

—¿Qué te ha dicho Francisco, de lo que se pueda contar?

—Siguiendo la tónica de los mensajes que está dando a los jóvenes, me ha invitado a ser valiente. Incluso hemos podido pararnos en algunos aspectos de mi vida. La invitación es a tener el coraje de amar al otro, incluso cuando las circunstancias no son favorables.

—¿Y la absolución?

—Ha sido lo más cerca que he estado del cielo aquí en la tierra. Me puse de rodillas y, al principio, bajé la cabeza, pero como el papa me estaba mirando, yo también le miré. Es como ver a Cristo perdonándote, diciéndote que tu vida se queda ahí y que cuando te vuelvas a poner de pie, comiences a andar con valentía y de otra manera.

Francisco Valverde no olvidará este momento, como tampoco los meses vividos en Lisboa: «Han sido un regalo. Nunca había vivido una JMJ ni como peregrino ni como voluntario, pero creía que esto era lo que tenía que hacer ahora. Y el Señor recompensa los actos valientes. No es algo heroico, pero cuando uno dice sí, el señor recompensa».

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