El Santo Padre ha hecho estas declaraciones en el prefacio del libro «¿Desmasculinizar la Iglesia? Comparación crítica sobre los «principios» de Hans Urs von Balthasar»
El Papa Francisco ha sido el encargado de escribir el prefacio del libro «¿Desmasculinizar la Iglesia? Comparación crítica sobre los «principios» de Hans Urs von Balthasar». El volumen recoge las intervenciones de tres teólogos, las religiosa salesiana Linda Pocher, Lucia Vantini y don Luca Castiglioni convocados a participar en el Consejo de Cardenales reunidos para reflexionar sobre el papel de la mujer en la Iglesia.
El Santo Padre comienza indicando que «la presencia y la contribución de las mujeres a la vida y al crecimiento de las comunidades eclesiales a través de la oración, la reflexión y la acción son realidades que siempre han enriquecido a la Iglesia y constituyen su identidad. Sin embargo, nos dimos cuenta, especialmente durante la preparación y celebración del Sínodo, de que no habíamos escuchado lo suficiente la voz de las mujeres en la Iglesia y que la Iglesia todavía tiene mucho que aprender de ellas».
«Es necesario escucharnos unos a otros»
Francisco señala que «es necesario escucharnos unos a otros para ‘desmasculinizar’ la Iglesia, porque la Iglesia es una comunión de hombres y mujeres que comparten la misma fe y la misma dignidad bautismal. Escuchando verdaderamente a las mujeres, los hombres escuchamos a alguien que ve la realidad desde otra perspectiva y así nos vemos llevados a revisar nuestros proyectos, nuestras prioridades. A veces estamos perdidos. A veces lo que escuchamos es tan nuevo, tan diferente a nuestra forma de pensar y de ver, que nos parece absurdo y nos sentimos intimidados. Pero esta desorientación es saludable, nos hace crecer».
«Precisamente por eso quería pedir a una mujer, teóloga, que ofreciera al Consejo de Cardenales un camino de reflexión sobre la presencia y el papel de la mujer en la Iglesia. El punto de partida de este camino es la reflexión de Hans Urs von Balthasar sobre los principios marianos y petrinos en la Iglesia, reflexión que inspiró el magisterio de los últimos pontificados en el esfuerzo por comprender y valorizar las diferentes presencias eclesiales de hombres y mujeres», afirma el Pontífice.
«Pidamos al Espíritu que nos ilumine»
«El punto de llegada, sin embargo, está en manos de Dios: pidamos al Espíritu que nos ilumine y nos ayude a comprender, a encontrar un lenguaje y un pensamiento eficaz para dirigirnos a las mujeres y a los hombres de hoy, en la Iglesia y en el mundo, para que crezca la conciencia de la reciprocidad y la práctica de la colaboración entre hombres y mujeres».
Por último, expone que para el proceso sinodal quiere que «no nos cansemos de caminar juntos, porque sólo cuando caminamos somos lo que debemos ser, el cuerpo vivo del Resucitado en movimiento, saliendo, al encuentro de nuestros hermanos y hermanas, sin miedo, en las calles del mundo».