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Jornada Mundial de los pobres

La Iglesia celebra hoy, 17 de noviembre, la VIII Jornada Mundial de los pobres. En esta ocasión, el Papa Francisco ha querido vincular esta Jornada al año dedicado a la oración, en vísperas del Jubileo ordinario de 2025, con el lema «La oración del pobre sube hasta Dios» (cf. Si 21,5 ). El Santo Padre, en el mensaje de esta Jornada, nos invita a prestar una atención espiritual más seria hacia los pobres que tienen necesidad de Dios y de alguien que sea signo concreto de su escucha y cercanía.

Nos dice el Papa en su mensaje: «La esperanza cristiana abraza también la certeza de que nuestra oración llega hasta la presencia de Dios; pero no cualquier oración: ¡la oración del pobre! Reflexionemos sobre esta Palabra y “leámosla” en las caras y en las historias de los pobres que encontramos en nuestras vidas, de modo que la oración sea camino para entrar en comunión con ellos y compartir su sufrimiento».

En este año dedicado a la oración, necesitamos hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos. Es un desafío que debemos acoger y una acción pastoral que necesita ser alimentada. De hecho, «la mayor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual. La inmensa mayoría de los pobres tienen una apertura especial a la fe; necesitan a Dios y no podemos dejar de ofrecerles la amistad, la bendición, la Palabra, la celebración de los Sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe. La opción preferencial por los pobres debe traducirse principalmente en una atención religiosa privilegiada y prioritària». (Ev Gaud, 200).

Esto supone cuidar «los pequeños detalles del amor» (Exhort. Ap. Gaudete et exsultate, 145): saber detenerse, acercarse, dar un poco de atención, una sonrisa, una caricia, una palabra de consuelo. Estos gestos no se improvisan; requieren más bien una fidelidad cotidiana, casi siempre escondida y silenciosa, pero fortalecida por la oración. Supone entender que además de la necesidad material existe también una necesidad espiritual igualmente importante.

Este es un tema que deberíamos tener presente en nuestra vida, de manera habitual, como es usual también la realidad y la presencia de los pobres en el mundo. A nosotros, sin embargo, cristianos creyentes más o menos formados y convencidos a menudo nos da miedo la presencia de los pobres. Nos da miedo sí, nos desconcierta y muchas veces preferimos mirar hacia otro lado.

Con todo esto, el Papa Francisco nos está diciendo que los pobres no son una realidad ajena a nosotros. Una vez más debemos recordar que los cristianos no podemos excusarnos pensando que ya hay instituciones se ocupan, personas que se dedican a ello. Puede ser que no podamos solucionar todos los problemas de pobreza que hay en el mundo, pero no podemos pasar de largo, es misión y responsabilidad de todos como cristianos vivir con el corazón abierto a las necesidades que encontramos en nuestro camino. Puede ser el Señor nos haya puesto donde estamos para aliviar el sufrimiento de alguno de nuestros hermanos. «La oración del pobre sube hasta Dios», unimos la nuestra a la de los hermanos más pobres para que pueda ser escuchada. Santa Teresa de Calcuta repetía continuamente que era la oración el lugar del que sacaba fuerzas y fe para su misión de servicio a los últimos.

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